WOLA: Advocacy for Human Rights in the Americas
7 Aug 2009 | Noticias

WOLA Expresa preocupaciones sobre el acuerdo del base colombiano Palanquero

S.E. Hillary R. Clinton

Secretaria del Estado
2201 C Street NW
Washington, D.C. 20520

Estimada Secretaria Clinton:

Le escribo de parte de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), para compartirle mis preocupaciones sobre el acuerdo pendiente entre Estados Unidos y el gobierno colombiano para la ampliación del uso americano de bases militares en ese pais.

Como es de su conocimiento, el acuerdo bilateral con Ecuador para el uso de la base Manta por una duración de diez años fue específicamente diseñado para contrarrestar el tráfico de drogas.[1] En contraste, el Reporte Justificando el Presupuesto del Departamento de Defensa del año fiscal 2010 del Presidente Barack Obama describe un objetivo bastante general y sin un fin específico para la Base de Seguridad Cooperativa (CSL, por sus sigla en inglés) de Palanquero: desarrollar un número de acuerdos de acceso para operaciones de contingencia, logística y entrenamiento en Centro y Sur América y [el Departamento de Defensa]actualmente está discutiendo la posibilidad de negociar un acceso ampliado en diversos países de la región.” (p. 30)[2]

El Libro Blanco sobre la Estrategia Global en Ruta del Comando Móvil Aéreo de las Fuerzas Aéreas Americanas también propone una misión bastante amplia para las bases en Colombia. “Recientemente”, según el Libro Blanco,  “USSOUTHCOM se ha interesado en establecer un lugar en el continente sudamericano que podría ser usado para operaciones anti-narcóticas y también como un lugar desde donde se podrían ejecutar operaciones móviles…Hasta que USSOUTHCOM establezca un escenario de operaciones más robusto, la estrategia de ubicar una CSL en Palanquero debe ser suficiente para operaciones móviles aéreas para el continente sudamericano.” (pp. 21-22)

El prospecto de una ampliación de funciones bajo descripciones amplias y generales de las intenciones del Departamento de Defensa es irrefutable, y muchos gobiernos de la región han reaccionado previsiblemente y justificadamente con temor y desconfianza.

En un tiempo cuando Estado Unidos debería tomar medidas diplomáticas para reparar el daño ocasionado en los últimos años entre las relaciones de Estados Unidos y  Latinoamérica, la búsqueda de una nueva misión y presencia militar americana en la región es extremadamente provocativa, y arriesga exacerbar la ya tensa situación en Latinoamérica.

El acuerdo pendiente de la base debe ponerse en contexto de otras recientes acciones militares de Estados Unidos en Latinoamérica. El año pasado, por ejemplo, la región tuvo una reacción negativa frente al restablecimiento de la Cuarta Flota de la Marina Americana. En conjunto, se torna difícil refutar la percepción de que Estados Unidos está volviendo a asumir una postura militar agresiva en la región—con desafortunados ecos de “diplomacia cañonera”.

Como era de esperarse, estas acciones incrementan las sospechas de aquellos que acusan a Estados Unidos de tener una política exterior belicosa. Por ejemplo, el presidente venezolano Hugo Chávez hace referencia a los recientes eventos para enaltecer su teoría que Venezuela permanece bajo amenaza de una invasión estadounidense. Tal volatilidad, que podría causar una peligrosa carrera armamentista en la región, requiere de diplomacia cuidadosa, no de una mayor presencia militar estadounidense. El Presidente Chávez no es el único líder de la región en expresar su inconformidad con la mayor presencia militar  en la región. El presidente brasileño Luiz Inacio “Lula” da Silva, entre otros, también ha declarado sus preocupaciones públicamente.

El gobierno del Presidente Barack Obama ha hecho un buen argumento a favor del uso de la diplomacia para enfrentar desafíos claves en asuntos globales. Este énfasis en la cooperación y la diplomacia, que ha sido acogido con agrado en Latinoamérica, es cuestionado cuando Estados Unidos intenta incrementar su presencia militar en la región.

Espero que reconsidere su opinión sobre la necesidad de una mayor presencia militar americana en la región.

Atentamente,

Joy Olson

Directora Ejecutiva

Thomas Shannon, Secretario de Estado Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, Departamento del Estado
William McIlhenny, Director de Planeación Política para Asuntos del Hemisferio Occidental, Departamento del Estado 

Robert Gates, Secretario de Defensa
Frank Mora, Secretario Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, Departamento de Defensa
General Douglas Fraser, Comandante, USSOUTHCOM 

General James Jones (Ret.), Asesor de Seguridad Nacional, Consejo Nacional de Seguridad
Dan Restrepo, Director para Asuntos del Hemisferio Occidental, Consejo Nacional de Seguridad


[1] WOLA tiene preocupaciones históricas sobre la política antidroga de Estados Unidos en América Latina. Sin embargo, estas preocupaciones no son el tema de esta carta.

[2] Las traducciones en esta carta no son oficiales.