WOLA: Advocacy for Human Rights in the Americas
19 Feb 2008

Castro renuncia a su puesto de jefe de estado de Cuba

 

  

18 de febrero de 2008

Comunicado de prensa

 

Castro dimitió de su puesto de jefe de estado de Cuba;

Los Estados Unidos se queda irrelevante

 

Hoy Cuba experimenta una transición de gobierno que la política estadounidense intentó  La política estadounidense hacia Cuba ha sido construida sobre la idea de que el embargo comercial de larga duración debilitaría al gobierno de Fidel Castro y provocaría la derroca de Castro por parte del pueblo cubana. impedir.

Sin embargo, Castro ha renunciado su puesto después de casi 50 años como Presidente de Cuba, y una transición de gobierno ordenada parece estar en proceso.  Con el embargo y esfuerzos dirigidos a aislar a Cuba en el escenario internacional, los Estados Unidos se queda irrelevante ante ese proceso, llevando poca o nada de influencia en este momento histórico.

“Por todos sus defectos, el gobierno cubano nunca se ha enfrentado oposición interna extensa ni ha estado en peligro de una derroca.  La noción de que el embargo debilitara al gobierno y trajera revuelta popular siempre ha sido una quimera”, dijo Geoff Thale, director de Programas para WOLA.  “Ahora que Castro ha anunciado su renuncia, y la Asamblea Nacional Cubana está por elegir un sucesor, la inutilidad del enfoque estadounidense se hace aún más clara.”

Durante los últimos 20 meses, ha ocurrido un proceso paulatino de transición de liderazgo en Cuba.  El anuncio de hoy subraya la estabilidad del proceso político cubano.  Durante este período se ha vislumbrado algunos de los posibles cambios que Cuba podría experimentar bajo el liderazgo de Raúl Castro, el Ministro de Economía Carlos Lage, el presidente de la Asamblea Nacional Ricardo Alarcón, y otras figuras del gobierno cubano.  Más notablemente, el gobierno cubano ha animado el debate público en la isla en vez de desanimarlo.  Autoridades cubanas se han puesto en contacto con estudiantes y trabajadores agrícolas para escuchar sus sugerencias y opiniones.

Mismo así, pocos ven probable que Raúl Castro u otros del liderazgo cubano crean cambios dramáticos políticos o económicos en el país.  Pero el proceso de cambio está ocurriendo en Cuba, con una sucesión política, la llegada de líderes nuevos, y el comienzo de debate sobre los problemas del país.

El embargo de casi 50 años ha dejado a los Estados Unidos completamente irrelevante ante este proceso.

“No tenemos contacto con el liderazgo político cubano.  Nuestros diplomáticos no se ocupan en discusiones con figuras políticas, economistas, académicos, u otros que pueden estar involucrados en la próxima generación de gobierno cubano.  Excluimos a académicos y pensadores cubanos de viajar a los Estados Unidos y negamos a los ciudadanos estadounidenses el derecho de viajar a Cuba”, dijo Elsa Falkenburger, Coordinadora de Cuba para WOLA.

Desde la perspectiva de los derechos humanos, WOLA cree que Cuba debe liberar a los prisioneros políticos restantes y extender la libertad de expresión y asociación.  Desafortunadamente el gobierno estadounidense actualmente está incapaz de animar estos tipos de cambios en Cuba debido a su aislamiento político.

Mientras tanto, Brasil, México, Venezuela, España, Canadá y China están involucrados en los asuntos de Cuba, avanzando sus propios intereses económicos y conversando con el gobierno cubano sobre el futuro.  España, por ejemplo, recientemente ha cumplido la segunda serie de diálogos sobre los derechos humanos.  Aunque no se esperan grandes pasos adelantes, la discusión sobre temas de derechos humanos con Cuba es evidentemente importante y positiva.

La resignación de Fidel Castro subraya la necesidad estadounidense de probar un nuevo enfoque, uno que se ocupa en Cuba – su gobierno y su gente – en vez de mantener una política inútil que nos condena a irrelevancia.

El liderazgo nuevo de Cuba presenta una oportunidad única para la próxima administración estadounidense.  Colaborar con Cuba por contactos extendidos bilaterales, el fin de la prohibición de viajar y el progreso hacia relaciones normalizadas serían las medidas correctas desde la perspectiva de intereses y valores estadounidenses.  Serían además medidas simbólicas importantes, demostrando el intento de la próxima administración de superar la agenda de política exterior muy poco popular de la administración de Bush.  Este paso ayudaría reconstruir el prestigio de los Estados Unidos en la comunidad internacional.

 

Contactos:

Geoff Thale, gthale@wola.org, (202) 797 2171

Elsa Falkenburger, elsa@wola.org, (202) 797 2171