Washington.— El deshielo entre Estados Unidos y Cuba vivió ayer una nueva jornada histórica: por primera vez, la delegación estadounidense en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) no votó en contra de la resolución que anualmente el gobierno cubano presenta ante el organismo para condenar y exigir el levantamiento del embargo económico.

Tras 24 años de negativas, ayer EU se abstuvo, un hito que muestra la voluntad del gobierno del presidente Barack Obama de continuar avanzando hasta el restablecimiento total de relaciones entre ambos países.

“Estados Unidos siempre ha votado contra la resolución. Hoy, Estados Unidos se va a abstener”, anunció la embajadora estadounidense ante la ONU, Samantha Power, provocando aplausos entre los diplomáticos.

El resultado final, 191 votos a favor y 2 abstenciones (de EU e Israel, que siempre votó al mismo son que Wa-shington) es histórico. Sin embargo, el gesto es más simbólico que real, ya que la votación de la resolución, además de ser no vinculante, no ha cambiado las posiciones de EU y Cuba en relación a cómo está evolucionando el diálogo para el restablecimiento diplomático completo.

“La abstención no significa que Estados Unidos esté de acuerdo con todas las políticas y prácticas del gobierno cubano”, dejó claro Power. Especialmente preocupados están en temas de derechos humanos, pero según dijo es una demostración más del “nuevo camino” que está dispuesto a andar el gobierno de Obama.

Esta decisión “es el paso lógico en la evolución de la política de EU desde la hostilidad hacia el compromiso”, expresó a EL UNIVERSAL William LeoGrande, experto en la relaciones entre Estados Unidos y Latinoamérica de la American University.

“Ya no tenía sentido que Estados Unidos se opusiera a una resolución de Naciones Unidas cuando, literalmente, todo el mundo, a excepción de Israel, estaba votando a favor”, explicó el experto.

“Es destacable y la señal final del cambio claro del presidente Obama en la política hacia Cuba”, coincidió en un comunicado el director de programa y especialista para Cuba de la Oficina en Washington para Latinoamérica (WOLA), Geoff Thale.

“La decisión de abstenerse, en lugar de continuar defendiendo el embargo, refleja el espíritu de este nuevo capítulo en las relaciones entre Estados Unidos Y Cuba y manda un mensaje claro desde la administración: va a mejorar mucho la imagen de EU en este asunto”, concluyó.

La delegación cubana, encabezada por el canciller Bruno Rodríguez, aplaudió la “señal prometedora” y el “paso positivo” que significó el cambio de voto estadounidense, aunque en su opinión todavía falta que se “refleje en la realidad”.

“El bloqueo continúa siendo injusto, inmoral, ilegal (…) una violación masiva, flagrante y sistemática a los derechos humanos de todos los cubanos (…) y tiene que acabar de forma unilateral e inmediata”, exigió el canciller cubano.

“El presidente Obama ha dejado clara su oposición al embargo”, recordó LeoGrande. “Ha permitido una gran variedad de excepciones, y ha hecho un llamado al Congreso para que lo derogue”, añadió.

El voto en la ONU es una nueva medida de presión de la administración Obama al Congreso estadounidense, estamento único que puede levantar de forma definitiva el embargo.

A pesar de que en noviembre se va a renovar un tercio del Senado y la totalidad de la Cámara de Representantes, es difícil predecir cuándo el Congreso estará listo para aceptar derogar la ley de embargo, vigente desde hace más de medio siglo. Primero deberían aprobar la nominación del actual encargado de negocios, Jeffrey DeLaurentis, como el primer embajador en La Habana en más de 55 años.

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