WOLA: Advocacy for Human Rights in the Americas
3 Oct 2016 | Pronunciamiento de WOLA

Pronunciamiento de WOLA: La paz todavía es posible en Colombia

Ayer, por un margen minúsculo, ganó el voto por el “No” en el plebiscito por los diálogos de paz entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Revolucionarias Armadas de Colombia (FARC). Aunque el triunfo del No es un golpe duro al proceso de paz, no significa que se haya acabado el proceso. Ambos lados del conflicto expresaron sus intenciones de seguir adelante hacia una solución política negociada al conflicto armado que ha durado más de 52 años. El cese bilateral de fuego, que ha dado al país un descanso de abusos sistémicos, se mantiene. Ambos partidos expresaron sus intenciones de no rendirse en la búsqueda por la paz, y de encontrar una salida a esta crisis. En este momento delicado e incierto, es importante que la comunidad internacional apoye la paz en Colombia.

El resultado del plebiscito no fue un voto en contra de la paz. La mayoría de los colombianos anhelan la paz en Colombia. El voto por el “No” se refiere más bien a los incentivos dados a las FARC para que entreguen sus armas. El resultado también muestra la gran división que existe entre las áreas más afectadas por el conflicto, y las áreas que tradicionalmente han estado alejadas de la guerra. La mayoría de la periferia del país y Cundinamarca votó por el proceso de paz. Los municipios donde ocurrieron las violaciones más graves por parte de la guerrilla, como Bojaya y Tumaco, votaron para acabar con el conflicto. Las élites políticas y económicas que no han sido directamente afectadas por el conflicto, y quienes temen perder sus ventajas económicas, votaron por el “No”.

También tuvieron efecto el alarmismo y una campaña de información errónea por parte del expresidente Uribe. Los partidarios de Uribe se aprovecharon del odio que siente una parte de la sociedad colombiana hacia las FARC, argumentando que si se aprobara el acuerdo, Colombia se convertiría en un estado como Cuba-Venezuela. La longitud y complejidades del acuerdo, especialmente la sección de justicia, además del poco tiempo que se les dio a los colombianos para digerir el acuerdo, permitió la distorsión del mensaje por parte de aquellos que querían sabotear el proceso, creando así un gran miedo entre los votantes. La desaprobación del presidente Juan Manuel Santos, y la inhabilidad de su gobierno para comunicar efectivamente los beneficios de la paz a un sector de la población, también contribuyeron a semejante polarización.

Además, el 62.59% de los colombianos eligieron abstenerse del voto, lo cual refleja una fuerte apatía hacia el proceso. Esta abstención también puede ser debido a que la maquinaria política falló en sus esfuerzos para movilizar a la gente y obtener una participación electoral más participativa. El huracán Matthew pudo haber sido otra razón por la baja participación en el norte del país.

El mensaje que se recibió claro y fuerte es que hay un sector de la población colombiana que no está dispuesto a amnistiar a las FARC o verlas en algún cargo político. Ya sea debido al odio, interés propio, o información errónea, son colombianos que se tienen que traer a bordo para que pueda existir una paz verdadera. Al juntar a todos los partidos políticos para determinar un camino constructivo hacia adelante, el presidente Santos está haciendo lo correcto. La comunidad internacional debe hacer lo que más sea posible para que Colombia pueda construir una democracia real, donde las diferencias se resuelvan a través del diálogo y no la violencia.