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¿Quiénes y por qué están asesinando a líderes comunitarios?

Redacción
08 de agosto, 2018

Estamos viviendo una de las peores masacres a dirigentes campesinos en esta década. Quienes siguen sosteniendo que estos ataques no responden a un patrón, tienen que analizar los hechos nuevamente. Dejo claro desde esta línea que pronunciarme ante este caso no es sinónimo de defender las ideas ni los actos de Codeca o del CCDA, sino de defender la vida y repudiar la violencia a toda costa.
El 09 mayo fue asesinado Luis Arturo Marroquín, dirigente de Codeca (Comité de Desarrollo Campesino), en San Luis Jilotepeque. Un día después, 10 mayo, cayó José Can Xol, del CCDA (Comité Campesino Del Altiplano) en Cobán. Mateo Chamán fue asesinado el 13 de mayo en Cobán al igual que Ramon Choc, asesinado el 30 de mayo. Ambos del CCDA. El mes cerró con 4 muertes violentas y junio fue igual de alarmante.

El 04 de ese mes murieron Alejandro Hernández y Florencio Nájera en Jutiapa. Ambos de Codeca. El 08, Francisco Munguía, también de Codeca, fue acuchillado en Jalapa. Y hace unos días, el 28 de julio, Juana Raymundo, integrante de Codeca desde hace cinco años en la región de Nebaj, Quiché, fue asesinada.

Las autoridades asumen que para la mayoría de los asesinatos (excepto por los de Marroquín y Can Xol que si se están investigando como asesinatos por algún involucramiento político o activista) responden a múltiples causas como robo u oposición a asalto, venganza, causas naturales y hasta la caída de un árbol. Pero luego de leer los casos y analizar el contexto, pienso que todos los crímenes están conectados.

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No es casualidad que ocho dirigentes campesinos de la polémica Codeca y del CCDA hayan muerto por causas violentas en los últimos meses, cuando los conflictos en los que se han visto involucrados están en su clímax. La Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) la ha llamado una “tendencia devastadora”. Múltiples medios de comunicación* han denunciado “un patrón”. Esta es una serie de asesinatos conectados cuyo objetivo está relacionado con silenciar líderes comunitarios. ¿Por qué? ¿Qué dijeron o podían decir estas ocho víctimas? ¿A quién (o quiénes) asustaron tanto que vieron como única salida el asesinato? La población merece respuestas.

A pesar de no estar de acuerdo con la mayoría de las propuestas de estos comités ni con muchos de sus actos, considero que ante la diferencia de ideas y propuestas, la solución está en la comunicación pacífica; en el diálogo respetuoso. Jamás en la violencia. Comprender eso es la diferencia vital entre un país violento y uno que progresa. Como dijo Evelyn Beatrice Hall, biógrafa de Voltaire, “Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”.
*Recomiendo este reportaje para quienes quieran enterarse más del tema: https://www.plazapublica.com.gt/content/los-asesinatos-de-activistas- indigenas-que-se-investigan-como-casos-aislados

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

¿Quiénes y por qué están asesinando a líderes comunitarios?

Redacción
08 de agosto, 2018

Estamos viviendo una de las peores masacres a dirigentes campesinos en esta década. Quienes siguen sosteniendo que estos ataques no responden a un patrón, tienen que analizar los hechos nuevamente. Dejo claro desde esta línea que pronunciarme ante este caso no es sinónimo de defender las ideas ni los actos de Codeca o del CCDA, sino de defender la vida y repudiar la violencia a toda costa.
El 09 mayo fue asesinado Luis Arturo Marroquín, dirigente de Codeca (Comité de Desarrollo Campesino), en San Luis Jilotepeque. Un día después, 10 mayo, cayó José Can Xol, del CCDA (Comité Campesino Del Altiplano) en Cobán. Mateo Chamán fue asesinado el 13 de mayo en Cobán al igual que Ramon Choc, asesinado el 30 de mayo. Ambos del CCDA. El mes cerró con 4 muertes violentas y junio fue igual de alarmante.

El 04 de ese mes murieron Alejandro Hernández y Florencio Nájera en Jutiapa. Ambos de Codeca. El 08, Francisco Munguía, también de Codeca, fue acuchillado en Jalapa. Y hace unos días, el 28 de julio, Juana Raymundo, integrante de Codeca desde hace cinco años en la región de Nebaj, Quiché, fue asesinada.

Las autoridades asumen que para la mayoría de los asesinatos (excepto por los de Marroquín y Can Xol que si se están investigando como asesinatos por algún involucramiento político o activista) responden a múltiples causas como robo u oposición a asalto, venganza, causas naturales y hasta la caída de un árbol. Pero luego de leer los casos y analizar el contexto, pienso que todos los crímenes están conectados.

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No es casualidad que ocho dirigentes campesinos de la polémica Codeca y del CCDA hayan muerto por causas violentas en los últimos meses, cuando los conflictos en los que se han visto involucrados están en su clímax. La Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) la ha llamado una “tendencia devastadora”. Múltiples medios de comunicación* han denunciado “un patrón”. Esta es una serie de asesinatos conectados cuyo objetivo está relacionado con silenciar líderes comunitarios. ¿Por qué? ¿Qué dijeron o podían decir estas ocho víctimas? ¿A quién (o quiénes) asustaron tanto que vieron como única salida el asesinato? La población merece respuestas.

A pesar de no estar de acuerdo con la mayoría de las propuestas de estos comités ni con muchos de sus actos, considero que ante la diferencia de ideas y propuestas, la solución está en la comunicación pacífica; en el diálogo respetuoso. Jamás en la violencia. Comprender eso es la diferencia vital entre un país violento y uno que progresa. Como dijo Evelyn Beatrice Hall, biógrafa de Voltaire, “Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”.
*Recomiendo este reportaje para quienes quieran enterarse más del tema: https://www.plazapublica.com.gt/content/los-asesinatos-de-activistas- indigenas-que-se-investigan-como-casos-aislados

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