WOLA: Advocacy for Human Rights in the Americas
29 Oct 2020 | Comunicado de prensa

Nuevo informe documenta cómo las sanciones de EE.UU. han agravado directamente la crisis económica en Venezuela

Washington, D.C.—Un nuevo informe publicado por la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés) revela que, a pesar de que la crisis económica en Venezuela empezó antes de las primeras sanciones estadounidenses en 2017, estas medidas “directamente contribuyeron al descenso grave, y a la deterioración más extensa de la calidad de vida de los venezolanos.” El informe de 53 páginas, escrito por el economista venezolano Luis Oliveros, investiga cómo las sanciones estadounidenses han impactado varios sectores en el país, incluso su ya deteriorada industria petrolera, las importaciones de alimentos, medicina, combustible, y el trabajo de organizaciones humanitarias y no gubernamentales.

El informe completo de Oliveros, un economista de la Universidad Central de Venezuela en Caracas, utiliza cálculos propios, datos no oficiales, y cifras disponibles al público con el fin de describir el impacto de las sanciones desde 2017. El informe completo está disponible aquí en Español, con resúmenes también disponibles en Inglés y Español. Los puntos claves incluyen:

  • La caída de la producción petrolera en Venezuela se originó inicialmente en años de mala gestión y corrupción, que se agravó bajo el gobierno autoritario de Nicolás Maduro. Pero aún suponiendo que la caída promedio mensual en la producción petrolera durante el período pre-sanciones hubiera continuado o duplicado, las sanciones estadounidenses han causado la pérdida de entre 17.000 millones y 31.000 millones de dólares en ingresos por el estado venezolano.
  • La caída del ingreso petrolero relacionada con las sanciones encaja con las estimaciones del ex Asesor de Seguridad Nacional de EEUU John Bolton, quien aseguró en 2019 que las sanciones estadounidenses provocarían una pérdida de más de 11.000 millones de dólares anualmente por el estado venezelano. 
  • El informe revela cómo las sanciones estadounidenses están afectando a los más vulnerables en Venezuela. Aunque estas sanciones no restringen explícitamente la importación de alimentos y medicina, la economía venezolana depende mucho de los ingresos del petróleo como una fuente de divisas para que las empresas privadas y públicas puedan importar productos necesarios. Las sanciones estadounidenses han contribuido a un descenso vertiginoso en las importaciones venezolanas. El informe demuestra que el valor del promedio de las importaciones públicas mensuales han disminuido un 46 por ciento (a 500 millones de dólares) en 2019 y un 50 por ciento adicional (a 250 millones de dólares) en 2020. 
  • Una aversión al riesgo ha llevado a los bancos y las instituciones financieras operando en Venezuela a sobrecumplir con las sanciones. Como resultado, grupos de derechos humanos, organizaciones humanitarias y empresas privadas han visto sus cuentas bancarias cerradas y sus transacciones legítimas negadas o congeladas por largos periodos de tiempo.
  • Los proponentes de las sanciones sectoriales estadounidenses sostienen que las medidas no han tenido un impacto general porque todos los ingresos pre-sanciones fueron robados por las elites actualmente en el poder, pero esto es falso. Aunque el sector público está plagado de corrupción, muchos ingresos en la época pre-sanciones fueron utilizados para facilitar las importaciones. De hecho, un análisis del porcentaje de variación en importaciones y exportaciones petroleras en Venezuela desde 1998 a 2018 demuestra una relación cercana entre ambas. Eso significa que los ingresos de las exportaciones de petróleo han sido usados por mucho tiempo para pagar por múltiples productos, incluyendo alimentos, combustible, y medicina, entre otros.

El informe concluye que el gobierno estadounidenses debe reconsiderar las sanciones y restringir su utilización en vista de la emergencia humanitaria en Venezuela. Mientras las élites económicas, políticas, y militares que apoyan el gobierno autoritario de Venezuela parecen estar aisladas de los efectos de estas sanciones, las sanciones están cobrando un precio cada vez mayor a la población del país.

“Los datos en el informe de Oliveros son claros. Venezuela ya estaba sufriendo una crisis hace años debido a la corrupción y mala gestión de la economía, y entonces en 2017 las sanciones sectoriales estadounidenses extendieron y aceleraron este descenso. Aunque la crisis humanitaria de Venezuela es mucho peor que en 2017, el país no parece más cerca a una necesaria solución pacífica y democrática. Ya es hora de que el gobierno de los Estados Unidos reforme su régimen de sanciones de una manera que alivie la crisis humanitaria y contribuya más efectivamente a un retorno a la democracia,” dijo Geoff Ramsey, el Director para Venezuela de WOLA.

WOLA, una organización de investigación e incidencia dedicada a avanzar un negociado acuerdo político que promueva elecciones libres y justas en Venezuela, repetidamente se ha juntado con la sociedad civil venezolana para expresar sus preocupaciones sobre el impacto de las sanciones estadounidenses en el país. El 1 de septiembre, WOLA se juntó con 115 organizaciones e individuales venezolanos para urgir al gobierno de los Estados Unidos abstenerse de ampliar las sanciones para restringir el flujo del diésel en el país.

“Funcionarios estadounidenses pensaban que estas sanciones eran medidas de corto plazo que provocarían una rápida transición democrática. Pero han perjudicado más a la gente que al gobierno, y de esta manera han fortalecido a Maduro. Ya es hora de que Estados Unidos reconsidere estas sanciones” dijo el Asesor Principal David Smilde de WOLA.