WOLA: Advocacy for Human Rights in the Americas
15 Apr 2016 | Análisis

¿Cuáles unidades militares y policiales de Centroamérica reciben la mayor asistencia por parte de Estados Unidos?

En 2016, fuerzas militares y policiales centroamericanas recibirán más asistencia de los Estados Unidos que la que han recibido en más de una década.

Este aumento ocurre al mismo tiempo que los países del Triángulo Norte—Guatemala, Honduras y El Salvador—fortalecen la interdicción de drogas y su seguridad fronteriza, y despliegan fuerzas de seguridad en las calles—muchas de las cuales están entrenadas en tácticas de combate militar—en respuesta a las altas tasas de homicidios y crimen. Estas políticas de “mano dura” han generado serias preocupaciones y denuncias contra el uso excesivo de fuerza y contra ejecuciones extrajudiciales. También plantean dudas sobre si Estados Unidos verdaderamente ha roto con su historia de apoyar fuerzas de seguridad irresponsables en Centroamérica, y si estas estrategias de verdad pueden mantener a la población segura y prevenir que las drogas lleguen a las calles de los EE.UU.

Para este año, el Congreso estadounidense aprobó más de US$100 millones para proporcionar asistencia militar, antinarcótica y de seguridad fronteriza a Centroamérica. El Congreso le concedió a la administración $30 millones más de lo que había solicitado.

La mayor parte de este dinero será destinado a entrenamientos, equipo, inteligencia, construcciones en bases del ejército y de la policía, fuerzas especiales, unidades militares vetadas y otros programas enfocados en la detección y monitoreo del tráfico ilícito. Una porción apoyará a unidades militares y policiales relacionadas con seguridad pública, quienes también recibirán asistencia por parte de las Fuerzas de Operaciones Especiales estadounidenses. Aunque una parte de los fondos viene de las cuentas de asistencia y de antinarcóticos del Departamento de Estado, la mayor parte son proporcionados por el presupuesto de antinarcóticos del Departamento de Defensa, y son entregados por el Comando Sur de Estados Unidos (United States Southern Command, Southcom), el mando combatiente responsable por las operaciones militares de EE.UU. en Latinoamérica y el Caribe. Un reciente artículo investigativo en Politico explica la importancia de distinguir entre los programas de los Departamentos de Estado y de Defensa, con el propósito de mejorar la rendición de cuentas y la toma de decisiones en política exterior.

WOLA recolecta información pública sobre el papel que juega el ejército estadounidense en la región, y constantemente solicita más información a distintos organismos. La lista a continuación—la cual no es final y se continúa actualizando—detalla cuáles fuerzas de seguridad están recibiendo apoyo estadounidense, qué tipos de asistencia reciben dichas unidades, y presenta algunas preguntas acerca de las políticas de seguridad de EE.UU. en Centroamérica.

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Unidades que se sabe que reciben apoyo de los EE.UU. en el Triángulo Norte de Centroamérica

(WOLA actualiza esta lista constantemente con nueva información)

El Salvador

El Grupo Conjunto de Cuscatlán: Según el Informe sobre la Estrategia Internacional de Control de Narcóticos del Departamento de Estado en 2016:

El Grupo Conjunto Cuscatlán (GCC), compuesto de la PNC [La Policía Nacional Civil de El Salvador], autoridades de aduanas y puertos, y las fuerzas armadas, fue establecido en 2012 para combatir el crimen organizado transnacional. En 2015, se añadió un consejero adjunto al Grupo Conjunto para mejorar su integración. Aunque el trabajo de GCC es prometedor, el grupo carece de un decreto del gobierno que asigne responsabilidades específicas para la administración de la unidad, su asignación fiscal, la provisión de inteligencia al grupo, y su mantenimiento.

Un aviso del gobierno salvadoreño declara que los Estados Unidos invirtieron $1.78 millones en la construcción de un nuevo complejo de edificios para el GCC en 2015, el cual incluye alojamiento para la policía y un edificio de mantenimiento. Un artículo del 2013 indica que el grupo ha estado involucrado en la Operación Martillo, la iniciativa principal del Comando Sur para la interdicción marítima de drogas a lo largo de la costa de Centroamérica.

El Batallón de Inteligencia Militar de El Salvador: El año pasado, durante la audiencia anual de “postura” ante el Comité de Servicios Armados del Senado, el ex comandante del Comando Sur General John Kelly comentó, “El Ejército Sur de EEUU (ARSOUTH) llevó a cabo varias sesiones de entrenamiento en Combate contra el Crimen Organizado Transnacional (CTOC), junto con el Batallón de la Inteligencia Militar de El Salvador”. No hay más información disponible al público sobre el apoyo a esta unidad, la cual no aparece en la Declaración de Postura del Comando Sur del 2016.

El Comando Hacha: Como parte del Grupo de Operaciones Especiales de las Fuerzas Armadas de El Salvador, el Comando Hacha recibió entrenamiento en los Estados Unidos durante 2013 para aconsejar a la policía en Iraq y Afganistán, según un artículo de 2015 de la revista digital del Comando Sur, Diálogo. Existe poca o nula información pública sobre el apoyo de EE.UU. a esta unidad, que ahora es una de las unidades esenciales para la seguridad pública de El Salvador.

El Comando Zeus: Esta fuerza militar es otra unidad clave en la lucha de las fuerzas armadas de El Salvador contra las pandillas. Compuesto por 2,821 miembros, el Comando Zeus se divide en nueve grupos operativos y, junto con la policía, patrulla 42 de los municipios más violentos de El Salvador. Según entrevistas, los Estados Unidos apoyan algunas de sus operaciones. Sin embargo, no está claro si esta asistencia consiste en entrenamientos, inteligencia o apoyo operacional, ya que no hay información pública disponible sobre el papel del Comando Sur. Según un artículo del Wall Street Journal, las Fuerzas Especiales de EE.UU. y las Fuerzas de Operaciones Especiales de la Marina de EE.UU. entrenan a las fuerzas de seguridad en El Salvador, pero no existen detalles públicos sobre dicho entrenamiento o si éste aplica al Comando Zeus.

En abril de 2016, el nuevo comandante del Comando Sur, Almirante Kurt W. Tidd, “reafirmó el compromiso de los Estados Unidos para trabajar hombro con hombro con las Fuerzas Armadas de El Salvador (FAES) en la lucha contra la violencia generada por las pandillas y el narcotráfico”, según Diálogo. El artículo contiene poca información específica sobre los tipos de apoyo ofrecidos.

No es claro si Estados Unidos apoya a los Comandos Águila o Trueno, cuya única misión es combatir a las pandillas. Los dos comandos realizan redadas en casas para “asegurar que nadie está escondiendo armas o drogas ilegales”, según un artículo de 2016 del Comando Sur. El blog de seguridad War on the Rocks declaró que el Comando Trueno es “apoyado por helicópteros y vehículos terrestres para lidiar con situaciones que requieren acción armada más allá de la ya accesible para las fuerzas militares y policiales locales”. Tampoco se sabe si se le ha dado apoyo al comando militar anti-narcótico de San Carlos, a Los Halcones (una unidad de élite dentro de la policía) o a las Fuerzas Especiales de la Nueva Reacción (una unidad élite del ejército). Todos estos grupos fueron creados para luchar contra las pandillas.

Seguridad fronteriza: No es claro cuáles unidades reciben constante apoyo por parte de los Estados Unidos en las fronteras de El Salvador. Según un artículo de 2016 del Comando Sur, los Estados Unidos han otorgado algunos vehículos al Comando Sumpul, el cual tiene 1,000 tropas a lo largo de la frontera. Según el Almirante Tidd, Comandante del Comando Sur, en su declaración ante el Comité de Servicios Armados del Senado en marzo 2016, el Ejército Sur de Estados Unidos ha organizado entrenamientos de CTOC enfocadosen vigilancia fronteriza. A través de entrevistas, WOLA averiguó que este año la Guardia Nacional de Georgia apoyará a El Salvador en sus esfuerzos de seguridad fronteriza. Toda otra información pública sobre el apoyo estadounidense a la seguridad fronteriza de El Salvador se relaciona con iniciativas financiadas por el Departamento del Estado, y se discuten más adelante.

Antinarcóticos: Además de participar en Operación Martillo—el esfuerzo multinacional para la interdicción de drogas del Comando Sur en el Caribe y el Pacífico cerca a Centroamérica—el ejército de El Salvador también opera con los Estados Unidos en una Ubicación de Seguridad Cooperativa (Cooperative Security Location, CSL). Esta base está localizada cerca del Aeropuerto Internacional Comalapa (el aeropuerto más concurrido de El Salvador) en donde “aviones de EE.UU. especializados en detección y monitoreo llevan a cabo misiones para detectar, controlar y seguir la pista de aviones u otros medios de transporte que participan en el tráfico ilícito de drogas”.

Otro compromiso militar: Aparte de apoyar a las unidades especializadas, actualmente existen otros medios de combate del Comando Sur y sus ejércitos asociados en Centroamérica. Éstos son algunos ejemplos:

  • “El Cuerpo de Infantería de Marina de EEUU Sur (Marine Corps Forces South, MARFORSOUTH) brindó entrenamiento personalizado a nuestros socios al establecer cooperativos de seguridad permanentes en Belice, El Salvador, Guatemala y Honduras. Este entrenamiento fue dirigido en colaboración con nuestros socios del Cuerpo de Infantería de la Marina de Colombia, a través del Plan de Acción EE.UU.-Colombia”, según la declaración de postura de Almirante Tidd en 2016.
  • La Fuerza de Tarea de Propósito Especial Marina Aérea-Terrestre (Special-Purpose Marine, Air, and Ground Task Force, SPMAGTF): Compuesto por reservistas de la Marina, esta fuerza de 280 personas fue desplegada a Honduras por seis meses el año pasado, con al menos 90 tropas visitando Guatemala, El Salvador y Belice, “para ayudar a las naciones asociadas a extender la presencia del estado y su seguridad”.
  • Estados Unidos invirtió $1.3 millón en el Centro de Operaciones de Paz (CEOPAZ) del ejército de El Salvador, el cual es financiado por la Iniciativa Global para Operaciones de Paz (Global Peace Operations Initiative, GPOI) y administrado por el Comando Sur y la embajada de los Estados Unidos en El Salvador. Esta iniciativa intenta fortalecer “las contribuciones de El Salvador a las Naciones Unidas y resaltar el cada vez mayor papel del país en operaciones internacionales de mantenimiento de la paz”.

Honduras

Fuerzas Especiales Navales (FEN): Esta fuerza se enfoca principalmente en operaciones antinarcóticas. El Grupo Operativo Conjunto Bravo (Joint Task Force Bravo, JTF-Bravo)—una unidad de alrededor de 500 soldados de EE.UU. ubicados en la Base Aérea de Soto Cano en Honduras—entrena y participa en operaciones con las FEN. Siendo la presencia más grande de tropas estadunidenses en la región, JTF-Bravo apoya operaciones en toda Centroamérica. Actualmente, MARFORSOUTH entrena a miembros de la Fuerza Naval de Honduras (FNH) para “combatir el tráfico de drogas y operaciones urbanas”.

Tropa de Inteligencia y Grupos de Respuesta Especial de Seguridad (TIGRES): Esta unidad policial militarizada de estilo “SWAT”, conocida como los “Tigres”, se formó en 2014 como parte de la estrategia del presidente hondureño Juan Orlando Hernández para resolver las altas tasas de violencia. El Presidente Hernández ha cumplido desde entonces con su compromiso de desplegar soldados y unidades policiales militarizadas en las áreas más violentas del país.

Como indica un informe reciente del Wall Street Journal (WSJ), “Durante los últimos dos años, las Fuerzas Especiales de EE.UU. crearon desde cero la unidad táctica de élite denominada Los Tigres”. Las contrapartes colombianas también han ayudado a organizar y capacitar esta unidad. Como explica el artículo, durante las operaciones son los agentes hondureños quienes “echan abajo las puertas” y llevan a cabo los arrestos, mientras que las Fuerzas Especiales de EE.UU. vigilan las operaciones desde departamentos u otros lugares cercanos. Las fuerzas “Marcaban las rutas de asalto en una imagen satelital de la zona y en fotos obtenidas por un helicóptero de la policía. También monitoreaban los mensajes intercambiados por WhatsApp entre el comandante del equipo de asalto y sus hombres”. Los Boinas Verdes entrenan a Los Tigres en una base aislada en las montañas, pero Estados Unidos no les proporciona armas, solo uniformes, botas, radios, herramientas de navegación y municiones de entrenamiento. Esta información la proporciona la investigación del WSJ.

Fuerza Nacional de Seguridad Interinstitucional (FUSINA): Creada por el Presidente Hernández en febrero 2014, FUSINA es una fuerza de tarea interinstitucional compuesta por miembros de la policía, el ejército, la Fiscalía General y agencias de inteligencia. Es dirigida por el ejército de Honduras, y su misión es luchar contra el crimen organizado. Según un artículo del Comando Sur de febrero de 2016, “la fuerza de seguridad mantiene una presencia fuerte y constante en 115 comunidades con altos niveles de delincuencia provocada por pandillas. Realiza patrullas motorizadas y a pie para identificar y capturar a miembros de esos grupos. Además, ha lanzado un programa educativo en escuelas de toda la nación con la finalidad de capacitar a niños y jóvenes para que no se involucren con las pandillas”. FUSINA también realiza operaciones a lo largo de la frontera entre Honduras y Guatemala.

En una carta de Agosto de 2015 al Secretario del Estado John Kerry, 21 miembros del congreso expresaron su preocupación ante la participación del ejército hondureño en la seguridad pública, así como ante el aumento de la asistencia militar estadounidense a dicho país, haciendo énfasis especial en FUSINA. Escribieron: “Nos preocupan los informes emitidos por los medios hondureños en donde se anunció que a mediados de mayo del presente año, un equipo de 300 militares y personal civil estadounidenses, incluyendo los infantes de la Marina y el FBI, realizaron entrenamientos de “respuesta rápida” con 500 agentes de FUSINA, usando helicópteros y aviones, a pesar de que ya se habían realizado denuncias contra la agencia alegando su repetido involucramiento en violaciones de derechos humanos”. No hay mucha otra información accesible al público sobre el apoyo de EE.UU. a FUSINA.

Seguridad fronteriza: A pesar de que algunos miembros de los TIGRES están a lo largo de las fronteras de Honduras, ellos no son el grupo con mayor presencia en la zona. En estas zonas se encuentran los miembros de una unidad de élite de la Policía Nacional de Honduras, la cual ha sido financiada por el Departamento de Estado de EE.UU. y entrenada por la Patrulla Fronterizaestadounidense, miembros de la Policía Militar de Orden Público (PMOP)—una nueva rama militar que Estados Unidos anunció que no apoya—y otras unidades del ejército hondureño que han sido entrenadas por unidades agentes de EE.UU., incluyendo a la Guardia Nacional de Texas.

Casi toda la demás información sobre el apoyo de EE.UU. a la seguridad fronteriza de Honduras y El Salvador discute iniciativas financiadas por el Departamento del Estado y supervisadas por la Oficina Internacional de Narcóticos y Aplicación de la Ley (Bureau of International Narcotics and Law Enforcement Affairs, INL), el Departamento de la Seguridad Interna (Department of Homeland Security, DHS), la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (Customs and Border Protection, CBP) y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (Immigration and Customs Enforcement, ICE). Casi todo el apoyo de la CBP y el ICE está financiado por la INL.

Algunos ejemplos incluyen:

  • La CBP trabaja con la INL “para distribuir nueve consejeros de la CBP a lo largo de Centroamérica, con el objetivo de brindar asistencia técnica y fortalecer las capacidades de los oficiales del control de fronteras para abordar con más eficacia los problemas migratorios dentro del país”, según , jefe interino de la Patrulla Fronteriza de EE.UU.
  • “Con el fin de promover el fortalecimiento de las capacidades investigativas y los esfuerzos contra el contrabando, el DHS—con la financiación del DOS [Departamento del Estado]—aumentará la presencia de las Unidades de Investigación de Crímenes Transnacionales (TCIU), financiadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Honduras, Guatemala, El Salvador y Panamá”, relata un informe de la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno (GAO). Las TCIU son unidades vetadas y especializadas que trabajan con fuerzas de la policía nacional, funcionarios de aduanas, de migración y fiscales. Se crearon para “mejorar los esfuerzos transnacionales contra todas las formas del tráfico ilícito, con un enfoque particular en el tráfico de personas”. Actualmente existen nueve unidades de TCIU, con más de 250 funcionarios extranjeros encargados de hacer cumplir la ley, según un testimonio de marzo 2016 de Lev J. Kubiak, el Subdirector de Operaciones Internacionales para la Oficina de Investigaciones del Departamento de Seguridad Interna, una rama del ICE dentro del Departamento de Seguridad Interna.

El Departamento de Defensa y la CBP también apoyan algunas investigaciones de las TCIU. Entre 2012 y 2014, el DHS gastó $2.4 millones de sus propios fondos para apoyar a las unidades en el Triángulo Norte. En 2014, las TCIU, quienes sólo estaban presentes en Guatemala, se expandieron a El Salvador y Honduras. Debido a que el Congreso de EE.UU. brindó fondos adicionales para las TCIU en 2015, el ICE amplió sus unidades en El Salvador, Guatemala, Honduras, la República Dominicana y Colombia, y restableció una unidad adicional de TCIU en México.

  • “El DHS, en colaboración con la CBP, planea expandir el modelo de unidades militares vetadas enfocadas en la frontera—como el Grupo de Operaciones Especiales Tácticas (GOET) en Honduras—a El Salvador y Guatemala. Por medio de dichas unidades, DHS ofrece entrenamientos y apoya el fortalecimiento de capacidades de sus contrapartes extranjeras, empoderándolos para investigar, identificar, interrumpir y desmantelar las organizaciones criminales transnacionales que se dedican a actividades ilícitas en el país anfitrión”, según el mismo informe de GAO.

Guatemala

La Fuerza de Tarea Interinstitucional Tecún Umán (Interagency Task Force Tecún Umán, IATF-Tecún Umán): Esta unidad, ubicada cerca de la frontera entre México y Guatemala, se creó en julio de 2013 para interceptar las drogas que fluyen a través de la frontera sur de México, así como para combatir el crimen organizado en el área. Con su base en Coatepeque, Quezaltenango, la unidad está compuesta por miembros del ejército de Guatemala, la policía nacional y el Ministerio Publico. El Comando Sur y el Ejército Sur de EE.UU. han identificado a esta fuerza como una de sus prioridades en Centroamérica. El Ejército Sur de EE.UU., soldados de la Guardia Nacional de Texas, la Patrulla Fronteriza de EE.UU. y el Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad (Western Hemisphere Institute for Security Cooperation, WHINSEC) han entrenado a miembros de este grupo operativo.

Los Estados Unidos han contribuido más de $22.5 millones a Tecún Umán, de los cuales más de $15 millones provienen del Comando Sur. En noviembre 2014, la Corporación Rand publicó un reporte de evaluación sobre la unidad, financiado por el gobierno. En el reporte señala varias deficiencias, incluyendo, pero no limitado a, temas como roles y relaciones indefinidas entre el ejército y la policía, la falta de resultados y el hecho de que la unidad “no está siendo usada para la misión para la cual fue diseñada”.

La Fuerza de Tarea Interinstitucional Maya Chortí (Interagency Task Force Maya Chori, IATF-Chortí): La unidad de interdicción fronteriza IATF-Chortí fue establecida en la frontera entre Honduras y Guatemala en marzo de 2015, como parte de un acuerdo entre Honduras y Guatemala. Basada en IATF-Tecún Umán, esta unidad fue la segunda de las cuatro fuerzas de tarea interinstitucionales de Guatemala. Las fuerzas de seguridad de Honduras también participan en este grupo. Según informes, cada país brinda 200 policías y 190 soldados. Funcionarios guatemaltecos han dicho que se “parece al acuerdo de seguridad fronteriza que tiene [Estados Unidos] con México”, lo cual es extraño porque dicho acuerdo de coordinación entre EE.UU. y México no existe.

Según el Departamento del Estado, “IATF-Chortí incluye a funcionarios de la policía, el ejército, funcionarios de migración y de las aduanas, y complementará al grupo IATF-Tecún Umán en la frontera de Guatemala y México”. Según RAND, hasta ahora, el Comando Sur ha prometido $13.4 millones para el financiamiento inicial de la fuerza.

La Fuerza de Tarea Interinstitucional Xinca (IATF-Xinca): Una fuerza que cubre cinco departamentos a lo largo de la frontera entre Guatemala y El Salvador, IATF-Xinca es la cuarta fuerza de tarea institucional creada por el gobierno guatemalteco, después de Tecún Umán, Chortí y Kaminal, otro grupo creado en 2012 compuesto por 280 miembros de la policía y militares que están presentes en los municipios de Villa Nueva y Guatemala. RAND informó que en 2015 el Comando Sur planeaba aplicar el modelo de Tecún Umán a otras fuerzas de tarea. Sin embargo, no está claro el nivel de participación del Comando Sur en dicha fuerza, la cual fue creada en 2016.

“Los Halcones”: Esta unidad de élite es parte de la Fuerza de Tarea de Interdicción Aérea, Antinarcótica y Antiterrorista (FIAAT) de la Policía Nacional Civil de Guatemala (PNC) específicamente de la interdicción de antinarcóticos y antiterrorismo (FIAAT). Según la revista Dialogo del Comando Sur, “Durante más de seis semanas, 22 efectivos de la unidad “Los Halcones” de la Policía Nacional Civil de Guatemala (PNC) entrenaron con los Boinas Verdes del Ejército de Estados Unidos, realizando ejercicios haciendo hincapié en la lucha contra organizaciones delictivas, incluyendo grupos de narcotráfico que utilizan el país centroamericano como punto de trasbordo de narcóticos hacia Norteamérica”. Aproximadamente 60 otros agentes participaron en entrenamientos de respuesta rápida contra traficantes de drogas.

Los Kaibiles: Los Estados Unidos han desarrollado una relación cercana con los Kaibiles, la fuerza de operaciones especiales de Guatemala, y su academia de entrenamiento. Según un informe del Comando de Operaciones Especiales del Comando Sur de EE.UU. en 2013, “La escuela Kaibil es conocida como una de las academias militares más prestigiosas, rigurosas y difíciles de Centroamérica. Su lema: ‘Si avanzo, sígueme, Si me detengo, aprémiame, Si retrocedo, mátame”. En 2013, un soldado americano se graduó de la escuela Kaibil por primera vez en 25 años. Como explica el Coordinador Principal de WOLA Adam Isacson, los Kaibiles cuentan con una reputación histórica de tácticas de entrenamiento brutales y violentas, las cuales han incluido “la matanza de animales, la ingesta de sus cuerpos crudos y su sangre para demostrar valor”, según un informe de La Comisión para el Esclarecimiento Histórico. Los Kaibiles fueron una de las unidades más reconocidas por llevar a cabo atrocidades contra la población durante el conflicto armado interno del país.

Grupo Especial de Interdicción y Rescate (GEIR): Un artículo del Comando Sur de 2015 informó que “El GEIR se considera la fuerza de combate más importante de Guatemala. A menudo los Kaibiles son asignados a esta unidad, que tiene la misión de “neutralizar, prevenir y actuar contra amenazas del narcoterrorismo en el país. Con el apoyo de las ‘Boinas Verdes’ asignadas al Grupo Séptimo de Fuerzas Especiales de EE.UU. (Aéreo), la misión de GEIR es sencilla: Mantener la seguridad de Guatemala para su gente”. Las Fuerzas Especiales trabajan regularmente con miembros de GEIR en “el combate a corta distancia, la familiarización de armas, técnicas para francotiradores, atención médica y comunicaciones, entre otros”.

Fuerzas Especiales Navales (FEN): Según una declaración de 2015 durante una presentación del entonces Comandante del Comando Sur General Kelly ante el Consejo Atlántico—un “tanque de pensamiento” en Washington DC—Estados Unidos apoyó a esta unidad de interdicción de drogas principalmente a través de inteligencia. También han llevado a cabo operaciones y entrenamientos conjuntos, según un comunicado de prensa de 2013.

Tipos de asistencia de EE.UU. y las cuestiones que plantean

La lista anterior presenta la información conocida sobre la relación entre los Estados Unidos y las fuerzas armadas de Centroamérica. Es claro que se necesita más información al respecto. Sin embargo, más allá de saber cuáles unidades específicas reciben apoyo de Estados Unidos y en qué forma la obtienen, existen preocupaciones más generales acerca de la colaboración de las fuerzas armadas de EE.UU. con las fuerzas de seguridad en Centroamérica.

A partir de la información disponible, parece que el Comando Sur brinda tres tipos de asistencia:

1. Seguridad fronteriza y marítima: Ésta incluye actividades como ejercicios militares conjuntos entre las fuerzas armadas de las naciones asociadas, entrenamientos marítimos, operaciones de interdicción y el apoyo a grupos de tarea fronterizos. Aunque el controlar las costas y fronteras puede ser un papel más apropiado para ejércitos de países pequeños, todavía existen preguntas:

Mandatos de la seguridad fronteriza: Aún si su misión es principalmente combatir el crimen organizado y el narcotráfico, las unidades responsables por la seguridad fronteriza se enfrentan inevitablemente con el flujo masivo de migrantes, especialmente de familias y niños no acompañados, quienes huyen del Triángulo Norte. ¿Qué sucede cuando se encuentran? ¿Regresan a estas personas a sus comunidades, en donde corren el riesgo de enfrentarse con amenazas directas contra sus vidas? ¿Los entrenamientos que estas unidades reciben de EE.UU. incluyen protocolos para interactuar con individuos que necesiten protección? Mientras tanto, los traficantes de drogas, de personas y de otras ramas del crimen organizado intentan corromper al personal de seguridad en las fronteras. ¿Las unidades que reciben apoyo de EE.UU. cuentan con unidades eficientes que se ocupen de asuntos internos, de brindar protección para informadores y proveer líneas de denuncia y otros mecanismos para combatir la corrupción?

Interdicción de drogas: Centroamérica es el corredor principal del tráfico de drogas en el Hemisferio Occidental. Según el informe más reciente del Departamento del Estado de la Estrategia Internacional del Control de Narcóticos, 90 por ciento de las drogas que llegan a EE.UU. primero viajan por el istmo. Al mismo tiempo, las altas tasas de asesinatos y violencia de pandillas, particularmente en El Salvador, no están necesariamente relacionadas con el tráfico transnacional de drogas. Aunque las pandillas de la región sí participan en el “micro-tráfico” del barrio, no existe evidencia para afirmar que el incautar más toneladas de drogas reduce el crimen o la violencia en esos países, ni reduce el consumo general de drogas en los Estados Unidos.

2. Entrenamientos a policía militarizada comprometida con la seguridad ciudadana: Públicamente, el Comando Sur niega apoyar a unidades militares involucradas en funciones de seguridad pública. Según ellos, esa misión más bien pertenece a los programas policiales dirigidos por el Departamento de Estado, mientras que la ayuda militar del Comando Sur se enfoca en las costas, los ríos y las fronteras. No obstante, el Comando Sur entrena y apoya a unidades policiales de élite, quienes utilizan armas y tácticas militares en los tres países del Triángulo Norte. Aunque apoyar a esas unidades civiles es, en teoría, mejor que empoderar a unidades militares para que trabajen como policía, su despliegue también genera preocupación con respecto a los derechos humanos. En Centroamérica, las Fuerzas de Operaciones Especiales de los Estados Unidos entrenan a esas unidades, y en un país como Honduras—donde el ministro de seguridad anteriormente era un general del ejército—la distinción entre la policía (quienes protegen a una población con violencia mínima) y el ejército (quienes derrotan al enemigo con violencia máxima) es virtualmente inexistente.

3. Apoyo a fuerzas armadas comprometidas con la seguridad ciudadana: Mientras luchan con sus instituciones públicas débiles, su impunidad generalizada y su tasas astronómicamente altas de crimen violento, los gobiernos centroamericanos han expandido el papel de las fuerzas armadas en seguridad pública, sin presentar planes para retirarlos de las calles. Por un lado, no existe mucha evidencia de que esta estrategia por sí sola pueda reducir las tasas de homicidios, especialmente a largo plazo. Por otro lado, cada vez hay más evidencia de que esta estrategia sí provoca grandes tensiones entre ciudadanos, y puede empeorar los niveles de violencia. La estrategia también genera preocupación en cuanto a derechos humanos, y en varios países—particularmente El Salvador—existe un número creciente de denuncias de abusos cometidos por soldados y por la policía militar desplegada en las calles.

Como indica Adriana Beltrán, coordinadora principal del programa en WOLA sobre seguridad ciudadana,

“Estos recursos podrían ser mejor invertidos en apoyar programas comunitarios de prevención de la violencia, reformas de los sistemas de justicia y las policías, la lucha contra la corrupción y necesidades similares, en lugar del fortalecimiento de las capacidades de las fuerzas armadas de Centroamérica, cuyo papel en la seguridad interna está expandiendo mientras continúan evadiendo el tener que rendir cuentas por abusos de derechos humanos y actos de corrupción del pasado y del presente”.