WOLA: Advocacy for Human Rights in the Americas
1 Nov 2013 | Vídeo

El Embajador Milton Romani Gerner recibe el Premio WOLA de Derechos Humanos 2013

El 24 de octubre, 2013, el Embajador Milton Romani Gerner recibió el Premio WOLA de Derechos Humanos Embajador Romani por su dedicado trabajo en Uruguay y en la comunidad internacional para liderar nuevos enfoques hacia las políticas sobre drogas.

El Embajador Milton Romani Gerner es el Representante Permanente de Uruguay ante la Organización de Estados Americanos (OEA), cuyo compromiso con la promoción de los derechos humanos en Uruguay durante los años de dictadura militar y el restablecimiento de la democracia, y cuyo trabajo pionero para promover políticas sobre drogas orientadas por los derechos humanos en Uruguay y a nivel internacional, reflejan el propio compromiso de Uruguay con la justicia social y los derechos humanos.

Este es el discurso que dió aquella noche.

"Perdón, pero yo voy a hablar en uruguayo, que es una interesante variedad de español o en realidad, de la Castellana. La juerga de Uruguay es una mezcla de la juerga de Río de la Plata, muy diferente a la de Buenos Aires, incluyendo algunos términos del italiano, portugués y guaraní. Taa? …Esta es una expresión uruguaya típica. Significa “OK.” Sucede que los sentimientos que tengo en este momento específico, con el honor de compartir con ustedes y mi familia, sólo se puede expresar en uruguayo.

Etimológicamente, “Award” es una “decisión después de considerar.” Eso es mejor que la palabra en español, “premio,” que significa “recompensa por méritos o servicios prestados.” Me sorprende que la palabra anglosajona sea más filosófica y la palabra española más pragmática. Busqué esta raíz etimológica, para explicarme por qué me merezco un premio o un “award.”Como soy psicólogo también pienso que todo esto es un rodeo, un mecanismo de defensa racionalista para ocultar la profunda emoción que trae este momento.

Vinieron desde Uruguay, mi hija Djamila y mi hijo Yamandu, juntos con mis nietas mayores, Delmira y Luna. Los chiquitos Anatole, Violeta, y Leon se quedaron en Montevideo, con nuestra familia. Está es Sonia, mi  esposa y compañera de tantos momentos. Entre ustedes, hay entrañables amigos, mis compañeros de la Misión de Uruguay, y compañeros—ellos que “comparten el pan” en esta cena de humanos por los derechos. Además de las amistades que voy a hacer en esta memorable noche.

Este premio que recibo con gran alegría, es un reconocimiento a un esfuerzo personal, que tiene una implicancia colectiva. No es modestia; este premio lo recibo en nombre de muchos y muchas, algunos que ya no están. Porque la defensa y lucha por los derechos humanos es por naturaleza y por objeto, los colectivos humanos.

Hay un momento cuando una persona dice, “Yo en esto estoy implicado,” o como canta Serrat, el cantante español, “entre estos tipos y yo hay algo personal.” Pero a la historia concreta la mueven los grupos humanos en solidaridad. Este es un enfoque fundamental en una época cuando el llamado fin de las ideologías nos ha ahogado en un falso individualismo consumidor. La desigualdad es como estilo de vida, y en el “tanto vales tanto sos,” “hace la tuya,” y también “cuál es la mía?” o sea que coima me corresponde. Nuestras cárceles están llenas de pobres, negros y enfermos. Porque, un consumidor es—ya sabemos—un tema de salud. Los bancos prestigiosos que lavan dinero pagan multas. Eso es desigualdad.

Quizás muchos me conocen, por la predica tendiente a fortalecer un matrimonio difícil: drogas y derechos humanos. Hace ya 9 años que estoy en diferentes planos que tiene el fenómeno complejo de las drogas. Fui Secretario General de la Junta Nacional de Drogas, designado por el primer Presidente de izquierda en Uruguay, el Dr. Tabaré Vázquez y ratificado por José Mujica, con el que compartimos también otros tiempos. Gestionamos y pusimos las bases para una nueva política de drogas e iniciamos en el plano internacional, (empezando en Viena, pero también en toda America) por exigir la apertura de un debate— que es el primer derecho democrático que tiene un estado y una comunidad para decidir. Quebrar al paradigma prohibicionista en un punto esencial: el enfoque moralista, puritano que niega esa posibilidad. Tiene palabras herejes, que no se podian nombrar como “reducción de daños” y “gestión de riesgos.” Absurdo.

Garantizar además la preeminencia del derecho internacional de los derechos humanos sobre el sistema de fiscalización de drogas. Terminar por ultimo con esta catástrofe que significo la llamada guerra contra las drogas, que agrega más daños que los que pretende erradicar. Resulta que hay cierta interesada miopía, porque mientras invertimos muertos en el sur para evitar el flujo de cocaína, en el norte consumidor, donde quedan las ganancias del negocio, la liberalización y legalización de las armas esta muy vigente. Les puedo asegurar que al menos, las armas hacen tanto daño como las drogas.

Me siento gratificado por el Informe sobre Drogas de la OEA con el que hemos colaborado y por el dialogo político que se abrió con la Declaración de Antigua en Guatemala. Uruguay recorre, dentro de la integralidad y de una gama variada de propuestas de educación, salud y desarrollo asociado a las politicas de drogas, un camino para regular el mercado de cannabis. Como lo esta haciendo Estados Unidos en dos de sus Estados: Washington y Colorado. Es una experiencia alternativa a la actual regulación que funciona, mal, a traves de  la interdicción, la aplicación de la ley penal y la represión.

Pero permítanme compartir otra faceta de la historia. Que viene de más lejos. “Volver a los 17” canta Mercedes Sosa y Violeta Parra. A esa edad, junto a otros jóvenes revolucionarios queríamos integrarnos a la epopeya del Che. Si, estábamos decididos a sumarnos a esa lucha. Fuimos estudiantes rebeldes e inquietos.

 Del lado del poder, crecientemente autoritario, encontramos la represión más brutal. Una noche mataron a dos estudiantes en la calle, compañeros míos.   Encerrados en la Universidad sitiada, con miles de heridos alrededor, tome la decisión de recorrer el camino de la lucha armada. Como nuestro Presidente Mujica, y muchos, recorrimos ese camino. El, como diez mil compatriotas, fueron presos y torturados. Con el golpe cívico militar y con 23 anos, Djamila recién nacida, (Yamandu nacería argentino)  escapamos como otros, hacia Argentina. Tres años después, el golpe militar de Videla. Comenzó una cruel persecución. Asesinaron a ilustres legisladores como Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, junto a los tupamaros Rosario Barredo y Whithelaw Blanco, a la maestra Telba Juarez.  Operación Cóndor empezó en esa fecha contra todos los opositores, incluido la fuerza política que integro, el Partido por la Victoria del Pueblo del Frente Amplio, que tiene 30 hombres y mujeres desaparecidos. Incluidos varios niños y niñas que buscamos, encontramos: hoy acá también esta Mariana, Anatole, Victoria, Simon, Amaral.

Fue cuando los uruguayos conocimos el coraje, la solidaridad de WOLA. La primera misión humanitaria que visitó Uruguay estaba integrada por Jo Marie Greinsgreiber.  Una amiga que hice, como Joe, a distancia. La conocí por los papeles clandestinos que nos llegaban a Buenos Aires, donde permanecimos a pesar de los asesinatos y desapariciones. WOLA apoyo a Zelmar, a Wilson y a Juan Raúl Ferreira y a tantos otros, cuando estuvieron acá denunciando ante el Congreso, estableciendo vínculos con ese grande que fue Edward Koch.

Un día conocimos a unas madres que se reunían en la Iglesia de la Santa Cruz y que caminaban -siguen haciéndolo- todos los jueves en Plaza de Mayo. Conocimos a las Abuelas. También al querido Emilio Fermín Mignone y a Augusto Conte, a Alicia de Oliveira y Noemí Labrune, Carmen Lapaco. Junto a los pocos sobrevivientes uruguayos como Alberto Correa, Rosina Harley, Mónica Parada, Octavio Carsen, el Negro Bentancour, Aníbal Collazo, Lelia González conocimos, participamos, y aprendimos mucho en el CELS. Porque fue un aprendizaje.

La izquierda latinoamericana, no tenía, algunos todavía son necios y no entienden, incorporada esta faceta de la lucha radical democrática por los Derechos Humanos. Ante el horror fue, como en la humanidad, nuestro aprendizaje para afirmar una nueva dimensión etica y política; solidaria. Fue en defensa de la vida y la libertad, contra el terror que se adueñó en nuestros países y que uso todo el aparato del Estado para secuestrar y desaparecer. Intentando impregnar de temor a toda la sociedad. Cáncer letal que acompaño la restauración democrática en el régimen de impunidad que hemos revertido, pero igual persiste. Porque democracia es el gobierno del pueblo, con la confianza y sin temores a la convivencia pacifica. Conociendo toda la verdad y haciendo justicia. Es impensable un desarrollo humano sin estos pilares.

Luego de la Shoa, que significa “Catástrofe,” la humanidad paró y pretendió generar las medidas para un “nunca más.” Sin embargo, se repiten las shoas periódicamente, y quizás tengamos que, como reza un anuncio en Mauthaussen, “Estad alertas.” Pero “Estad alertas” de que no vuela a pasar. Es una ética inherente. Es un reto cultural, pero también politico, juridico y humanitario. El juzgamiento de los responsables no es un acto de vindicación en la carne de cada torturador. Aunque repare al torturado. Es un acto simbólico de restauración de nuestra humanidad. El reto es—como afirmo Bruno Bethelheim, sobreviviente de Dachau, que vino a EEUU y se desespero porque nadie queria ver lo que estaba pasando en los campos de exterminio- asegurar el triunfo en la lucha de la pulsión de vida contra la pulsión de muerte.

Queridos amigos, estén seguros de que este premio – estoy seguro para Tom Harkin and Marcela Turati también—es un gran incentivo para continuar en esta noble lucha por la paz y para enfrentar el reto más importante que América Latina tiene hoy, que es encontrar las políticas de drogas alternativas y humanitarias."