Este artículo forma parte de la serie Una Agenda de Derechos Humanos para la Próxima Administración de EE. UU., que presenta las prioridades de WOLA para promover políticas estadounidenses centradas en los derechos humanos. Ante el cambio de administración en Estados Unidos, WOLA reafirma su compromiso con la justicia, la dignidad y los derechos fundamentales de las personas en toda América. En esta serie, destacamos temas críticos de derechos humanos que deben estar en el centro de los debates políticos en este momento crucial.
Las Américas son una región de gran diversidad étnica, racial, cultural y lingüística. Se estima que 50 millones de personas pertenecen a 826 diferentes grupos indígenas que hablan más de 550 lenguas. Más de 200 millones de personas provienen de comunidades afrodescendientes y 3 millones del pueblo rom. Las comunidades afrodescendientes hablan sus propios idiomas, como el palenque, el garífuna y diferentes tipos de lenguas creole. Es una región de personas con ancestros europeos, africanos, indígenas, árabes y asiáticos. Los legados del colonialismo y de la trata transatlántica de esclavos africanos han arraigado el racismo estructural, la discriminación racial y los prejuicios étnicos en todos los aspectos de la sociedad. Las desigualdades se reflejan en las disparidades socioeconómicas y las condiciones de vida a las que se enfrentan muchas comunidades afrodescendientes e indígenas. Esta desigualdad y discriminación estructurales limitan el acceso a los derechos humanos de millones de personas en las Américas, obstaculizando el potencial de la región para alcanzar la paz, la prosperidad compartida, la seguridad humana, la sostenibilidad medioambiental y el fin de la migración y el desplazamiento forzados
WOLA trabaja para enfrentar la desigualdad y la negación de los derechos humanos colaborando con aliadas y aliados afrodescendientes e indígenas. Incorporamos un enfoque que incluye a las mujeres, el género y las personas LGBTQIA+, respetando sus derechos colectivos y el derecho al consentimiento libre, previo e informado en relación con las decisiones que afectan sus vidas y territorios. Trabajamos con estos grupos para elevar sus voces y propuestas con el fin de fortalecer su lucha regional y global por la equidad y la justicia; buscamos promover políticas inclusivas que contribuyan al avance de los derechos humanos para todas las personas.
Instamos a la próxima administración de los Estados Unidos a adoptar políticas que promuevan los siguientes objetivos:
1. Priorizar la equidad y la justicia racial en las respuestas políticas de la región.
Las personas y comunidades afrodescendientes e indígenas de las Américas continúan enfrentando discriminación y desigualdad para ejercer sus derechos fundamentales y socioeconómicos. Abordar estas disparidades es urgente en todos los ámbitos. El racismo y la discriminación racial resultan en la creación de perfiles raciales, en abusos desproporcionados cometidos por las fuerzas de seguridad, la policía, los grupos armados ilegales y las pandillas criminales contra estas comunidades, y en una respuesta atrasada o inexistente por parte de los sistemas de justicia. También provoca brechas en el acceso a la educación, la salud, el saneamiento, la vivienda y el empleo para estas comunidades. Esta es la razón por la que Estados Unidos desarrolló el Plan de Acción Conjunto EE.UU.-Brasil para Eliminar la Discriminación Racial y Étnica y Promover la Igualdad (JAPER) y el Plan de Acción EE.UU.-Colombia sobre Igualdad Racial y Étnica (CAPRE), destinados a abordar la discriminación racial contra las comunidades afrodescendientes e indígenas en Brasil y Colombia. Esta perspectiva debería ampliarse a toda la región. Otras medidas incluyen:
2. Reforzar la resiliencia de las comunidades étnicas para conservar el medio ambiente y la biodiversidad
Las comunidades afrodescendientes e indígenas están a la vanguardia de la lucha contra la crisis climática y la protección de su entorno natural, la biodiversidad y la riqueza mineral de la región. Los líderes étnicos desempeñan un papel vital en la conservación de los bosques y otros recursos naturales. Sin embargo son víctimas de asesinato, persecución y ataques desproporcionados por defender el medio ambiente y sus territorios ancestrales. América Latina es la región más peligrosa del mundo para las personas defensoras de los derechos de la tierra y el medio ambiente. Muchas de sus comunidades están afectadas negativamente por el cambio climático y las catástrofes tanto naturales como provocadas por el ser humano.
3. Fortalecer los derechos étnicos colectivos, la cultura y la identidad
Las comunidades afrodescendientes e indígenas son sujetos de derechos tanto individuales como colectivos. En toda América, a menudo ostentan la propiedad colectiva sobre sus territorios ancestrales, identificados a través de diferentes marcos, como reservas, quilombos, palenques y consejos comunitarios, algunos de los cuales están legalmente reconocidos, mientras que otros no lo están. Estas comunidades también tienen identidades culturales, cosmologías y modos de vida distintos. Esto incluye religiones de base africana, creencias, sistemas espirituales y espiritualidades indígenas. Estas identidades y culturas colectivas son vitales para la esencia de las comunidades afrodescendientes e indígenas, y se expresan a través de las artes escénicas y visuales, la comida y otras prácticas culturales.