WOLA: Advocacy for Human Rights in the Americas
1 Nov 2024 | Artículos Especiales

Justicia Racial y Étnica: Fundamental para defender los derechos humanos en las Américas

Este artículo forma parte de la serie Una Agenda de Derechos Humanos para la Próxima Administración de EE. UU., que presenta las prioridades de WOLA para promover políticas estadounidenses centradas en los derechos humanos. Ante el cambio de administración en Estados Unidos, WOLA reafirma su compromiso con la justicia, la dignidad y los derechos fundamentales de las personas en toda América. En esta serie, destacamos temas críticos de derechos humanos que deben estar en el centro de los debates políticos en este momento crucial.

Las Américas son una región de gran diversidad étnica, racial, cultural y lingüística. Se estima que 50 millones de personas pertenecen a 826 diferentes grupos indígenas que hablan más de 550 lenguas. Más de 200 millones de personas provienen de comunidades afrodescendientes y 3 millones del pueblo rom. Las comunidades afrodescendientes hablan sus propios idiomas, como el palenque, el garífuna y diferentes tipos de lenguas creole. Es una región de personas con ancestros europeos, africanos, indígenas, árabes y asiáticos. Los legados del colonialismo y de la trata transatlántica de esclavos africanos han arraigado el racismo estructural, la discriminación racial y los prejuicios étnicos en todos los aspectos de la sociedad. Las desigualdades se reflejan en las disparidades socioeconómicas y las condiciones de vida a las que se enfrentan muchas comunidades afrodescendientes e indígenas. Esta desigualdad y discriminación estructurales limitan el acceso a los derechos humanos de millones de personas en las Américas, obstaculizando el potencial de la región para alcanzar la paz, la prosperidad compartida, la seguridad humana, la sostenibilidad medioambiental y el fin de la migración y el desplazamiento forzados

WOLA trabaja para enfrentar la desigualdad y la negación de los derechos humanos colaborando con aliadas y aliados afrodescendientes e indígenas. Incorporamos un enfoque que incluye a las mujeres, el género y las personas LGBTQIA+, respetando sus derechos colectivos y el derecho al consentimiento libre, previo e informado en relación con las decisiones que afectan sus vidas y territorios. Trabajamos con estos grupos para elevar sus voces y propuestas con el fin de fortalecer su lucha regional y global por la equidad y la justicia; buscamos promover políticas inclusivas que contribuyan al avance de los derechos humanos para todas las personas.

Instamos a la próxima administración de los Estados Unidos a adoptar políticas que promuevan los siguientes objetivos:

1. Priorizar la equidad y la justicia racial en las respuestas políticas de la región.

Las personas y comunidades afrodescendientes e indígenas de las Américas continúan enfrentando discriminación y desigualdad para ejercer sus derechos fundamentales y socioeconómicos. Abordar estas disparidades es urgente en todos los ámbitos. El racismo y la discriminación racial resultan en la creación de perfiles raciales, en abusos desproporcionados cometidos por las fuerzas de seguridad, la policía, los grupos armados ilegales y las pandillas criminales contra estas comunidades, y en una respuesta atrasada o inexistente por parte de los sistemas de justicia. También provoca brechas en el acceso a la educación, la salud, el saneamiento, la vivienda y el empleo para estas comunidades. Esta es la razón por la que Estados Unidos desarrolló el Plan de Acción Conjunto EE.UU.-Brasil para Eliminar la Discriminación Racial y Étnica y Promover la Igualdad (JAPER) y el Plan de Acción EE.UU.-Colombia sobre Igualdad Racial y Étnica (CAPRE), destinados a abordar la discriminación racial contra las comunidades afrodescendientes e indígenas en Brasil y Colombia. Esta perspectiva debería ampliarse a toda la región. Otras medidas incluyen:

  • Liderar y apoyar iniciativas que promuevan la equidad racial, cerrando brechas en el acceso a derechos y servicios para las comunidades indígenas y afrodescendientes con un enfoque de género.
  • Ser un ejemplo a seguir llevando ante la justicia casos de racismo y discriminación racial e instar a los países de las Américas a hacer lo mismo y garantizar que las políticas migratorias se apliquen de manera equitativa, sin discriminación por raza, etnia, género u orientación sexual de las personas. Los esfuerzos apoyados por Estados Unidos para abordar la violencia sexual y de género en la región deben considerar cómo el racismo y la discriminación racial afectan el trato de las víctimas por parte de las autoridades y la respuesta de la justicia.
  • Fortalecer, financiar y apoyar los esfuerzos de los movimientos y comunidades afrodescendientes e indígenas, las organizaciones de derechos civiles y las iniciativas de base para abordar el racismo, la discriminación racial y la marginación de los grupos étnicos.
  • Adoptar, respaldar y financiar activamente los esfuerzos globales contra el racismo, iniciados en la Conferencia de Durban y continuados a través de las Décadas Internacionales de los Pueblos Afrodescendientes de la ONU.

2. Reforzar la resiliencia de las comunidades étnicas para conservar el medio ambiente y la biodiversidad

Las comunidades afrodescendientes e indígenas están a la vanguardia de la lucha contra la crisis climática y la protección de su entorno natural, la biodiversidad y la riqueza mineral de la región. Los líderes étnicos desempeñan un papel vital en la conservación de los bosques y otros recursos naturales. Sin embargo son víctimas de asesinato, persecución y ataques desproporcionados por defender el medio ambiente y sus territorios ancestrales. América Latina es la región más peligrosa del mundo para las personas defensoras de los derechos de la tierra y el medio ambiente. Muchas de sus comunidades están afectadas negativamente por el cambio climático y las catástrofes tanto naturales como provocadas por el ser humano.

  • Incorporar una perspectiva de justicia racial y equidad en las respuestas políticas de Estados Unidos a la emergencia climática, alentando a los países de las Américas a priorizar el mismo enfoque. Fomentar el intercambio de ideas y lecciones aprendidas entre comunidades nativas americanas, afroamericanas, afrodescendientes e indígenas en todo el continente.»
  • Apoyar los esfuerzos para empoderar a las mujeres y juventudes afrodescendientes e indígenas que están a la vanguardia de la defensa de sus territorios y la mitigación de la crisis climática, respetando sus procesos internos de toma de decisiones, cosmologías y enfoques.
  • Apoyar política y financieramente a las comunidades comprometidas en la defensa del medio ambiente en sus tierras y territorios, incluyendo acciones que combatan la violencia contra los defensores del medio ambiente y el apoyo a los mecanismos de protección acordados por las personas receptoras.

3. Fortalecer los derechos étnicos colectivos, la cultura y la identidad

Las comunidades afrodescendientes e indígenas son sujetos de derechos tanto individuales como colectivos. En toda América, a menudo ostentan la propiedad colectiva sobre sus territorios ancestrales, identificados a través de diferentes marcos, como reservas, quilombos, palenques y consejos comunitarios, algunos de los cuales están legalmente reconocidos, mientras que otros no lo están. Estas comunidades también tienen identidades culturales, cosmologías y modos de vida distintos. Esto incluye religiones de base africana, creencias, sistemas espirituales y espiritualidades indígenas. Estas identidades y culturas colectivas son vitales para la esencia de las comunidades afrodescendientes e indígenas, y se expresan a través de las artes escénicas y visuales, la comida y otras prácticas culturales.

  • Respetar y defender los derechos colectivos de las tierras, las culturas y las identidades de los grupos raciales y étnicos de las Américas. Todas las políticas y programas estadounidenses orientados a los territorios o derechos colectivos deben respetar el derecho al consentimiento previo, libre e informado con el grupo involucrado.
  • Ayudar a preservar los idiomas, tradiciones y expresiones artísticas propias de estas culturas, fomentando los intercambios entre Estados Unidos y las Américas.
  • Apoyar los esfuerzos para proteger a los practicantes de creencias y religiones africanas e indígenas de la persecución, el daño y el desplazamiento.
  • Garantizar que los representantes de estas diversas culturas tengan un sitio en la mesa y puedan participar activamente en la política y los programas de Estados Unidos en materia de seguridad, medio ambiente, derechos humanos e intercambios diplomáticos.

Lea la serie completa

¿Te gusta nuestro contenido?
¡Accede a aún más!

Regístrate con tu correo electrónico para recibir informes exclusivos e investigaciones de nuestros expertos directamente a tu correo cada semana.

 

(Tu privacidad es importante para nosotros; mantendremos tu información de manera confidencial y segura.)