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(AP Photo/Ramon Espinosa)

28 Feb 2019 | Análisis

La nueva constitución cubana: una explicación

El 24 de febrero, los cubanos votaron por la ratificación de una nueva constitución, la cual introduce cambios significativos al orden político, social y económico del país. Por primera vez en 43 años, los cubanos tuvieron la oportunidad de expresar su apoyo u oposición a una propuesta que reestructura fundamentalmente los aspectos del sistema político y económico cubano.

Según la Comisión Electoral Nacional, la participación electoral alcanzó el 84 por ciento (porcentaje un poco más alto que en el último ciclo electoral de Cuba en abril de 2018), con el 87 por ciento de los votos a favor. El tamaño del voto sugiere que, a pesar de las dudas y frustraciones que los cubanos tenían con la nueva propuesta constitucional, lo vieron como un paso en la dirección correcta.

La nueva Constitución de Cuba reafirma el papel irreversible del Partido Comunista como guía de la sociedad cubana y del socialismo. Al mismo tiempo, el documento incluye cambios al modelo económico y político en Cuba. Además, el proceso de redacción que produjo el texto final, aprobado en referéndum el 24 de febrero, incluyó un proceso de consulta ciudadana que fue relativamente inclusivo y resultó en cambios al documento final, una indicación importante de que el proceso gradual de reforma del gobierno cubano continúa.

De manera general, hubo un debate relativamente real y abierto que conllevó al referéndum de la Constitución Cubana.

La constitución actual de Cuba fue redactada y aprobada en referéndum en 1976. Desde entonces, la visión del gobierno para la economía del país ha cambiado, especialmente en la década pasada. Los lineamientos económicos, anunciados en 2011, junto a un documento del Partido Comunista aprobado en 2016, hacen evidentes que Cuba se está moviendo hacia una economía mixta que incluye el sector privado y el sector estatal, un papel más significativo de la inversión extranjera, y donde el papel de planificación central se disminuye, aunque no se elimina. Un pequeño sector privado ya ha emergido en Cuba y ha crecido sustancialmente durante los últimos años.

En general, la década pasada ha visto un cambio en el Partido Comunista de Cuba (al menos, en principio), hacia una actitud menos restringida en el ejercicio de influencia sobre la sociedad y economía cubanas. Además, la expansión de internet ha ayudado a aumentar el acceso a información y ha permitido un debate político más abierto.

Ante estos cambios, el gobierno comenzó un proceso para revisar y actualizar la Constitución cubana de 1976. Algunas personas esperaban  que el texto final incorporara cambios más radicales en el modelo cubano y se decepcionaron. De hecho, algunos rumores de cambios no aparecieron en la versión final que se votó, mientras otras propuestas parecen haber sido pospuestas para debates posteriores sobre la implementación de la legislación en la Asamblea Nacional.

Aún así, la nueva constitución de Cuba incluye algunas revisiones notables. El documento hace lo siguiente:

  • Reconoce la propiedad privada y promueve la inversión extranjera como fundamental para el desarrollo de la economía.
  • Limita el mandato del presidente —que es seleccionado por la Asamblea Nacional, como en los sistemas parlamentarios —a dos mandatos consecutivos de cinco años, y requiere que el presidente tenga menos de sesenta años cuando sea elegido. (Este es un cambio dramático con respecto a una era en que los revolucionarios envejecían y monopolizaban las posiciones claves del gobierno, y eran aprobados repetitivamente en sus puestos).
  • Restaura la posición anterior a 1976 de Primer Ministro, un funcionario seleccionado por el presidente que dirige los ministerios del gobierno en el día a día.
  • Prohíbe discriminación por orientación sexual.
  • Garantiza los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y protege a las mujeres de la violencia de género.
  • Establece la presunción de inocencia en los procesos penales y el derecho al habeas corpus.
  • Fortalece la autoridad de los gobiernos locales.
  • Permite la doble nacionalidad.

Estos y otros cambios deberán ser implementados a través de legislación y regulaciones. Es probable que ese proceso sea gradual y complicado. Sin embargo, los cambios en la nueva Constitución cubana son innegablemente significativos, reflejando y avanzando el proceso de reforma económica, fortaleciendo las protecciones de los ciudadanos y haciendo más transparente el proceso político. Mientras los cambios no son tan transformativos como algunos habían esperado, la constitución no debe ser descartada como un documento sin sentido o con cambios cosméticos.

El proceso constitucional

El proceso en el que se desarrollaron la nueva constitución y el referéndum es digno de mención, considerando el grado de participación ciudadana  involucrado y la respuesta del gobierno a algunos de los comentarios que recibió.

La reforma constitucional ha estado en discusión desde el 2013, pero no fue hasta el junio 2018 que una comisión de redacción (comprendida por altos funcionarios del gobierno y del Partido Comunista, los jefes de varios comités de la Asamblea Nacional de Cuba y asesores académicos y técnicos) comenzaron a trabajar seriamente en este tema. El gobierno, la Asamblea Nacional y el Partido Comunista participaron en los debates internos en curso sobre el proyecto de Constitución, reflejando una conversación nacional más amplia entre las élites políticas sobre el ritmo y la profundidad de la reforma política y económica en Cuba.

A pesar de la imagen de Cuba como un estado que ha suprimido la libertad religiosa, ha impedido las campañas políticas y no ha estado dispuesto a escuchar las opiniones de los ciudadanos, el gobierno respondió.

El primer borrador de la constitución fue aprobado por la Asamblea Nacional en julio de 2018. Por un periodo de tres meses, se invitó a los cubanos a sugerir cambios al borrador propuesto. Según los datos oficiales, más de 8 millones de personas participaron en casi 112,000 debates en lugares de trabajo, escuelas y centros comunitarios, y propusieron una gran cantidad de modificaciones al borrador constitucional.

Este proceso participativo también fue significativo en que, por la primera vez, los cubanos residentes en el extranjero pudieron enviar propuestas de cambios al borrador constitucional. Sin embargo, con la excepción de los diplomáticos, a los cubanos en el extranjero no se les permitió votar en el referéndum a menos que regresaran a la isla para emitir sus votos.

En general, el proceso de consulta constituyó un ejercicio significativo de participación ciudadana. A pesar de que los funcionarios no estaban obligados a aceptar los cambios propuestos, en algunos casos, lo hicieron.

El ejemplo más conocido fue la provisión sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo: inicialmente, el borrador de la constitución incluía lenguaje que definía el matrimonio como una unión consensual entre dos personas, sin especificar género. Este lenguaje ocasionó un rechazo significativo de las iglesias evangélicas y algunos sectores de la Iglesia católica cubana, quienes organizaron una campaña para retirar la provisión. Muchos cubanos apoyaron esta campaña y dieron a conocer sus objeciones a través de la diseminación de carteles, calcomanías y camisetas, amenazando con votar “no” en el referéndum constitucional. Alrededor de 179,000 personas firmaron una petición, apoyada por iglesias evangélicas, pidiendo al gobierno que retirara la provisión.

La nueva constitución y el proceso constitucional marcan importantes pasos hacia delante en la economía, el sistema político y el proceso de toma de decisiones en Cuba…

A pesar de la imagen de Cuba como un estado que ha suprimido la libertad religiosa, ha impedido las campañas políticas y no ha estado dispuesto a escuchar las opiniones de los ciudadanos, el gobierno respondió. La comisión encargada de procesar los comentarios de los ciudadanos finalmente retiró el lenguaje propuesto. La constitución recientemente aprobada no contiene lenguaje sobre el matrimonio; el tema será revisado en un debate sobre el Código de Familia de Cuba en los próximos dos años.

Mientras tanto, el gobierno comenzó una campaña para fomentar votos “si” con carteles, publicidad y el uso de los medios sociales. Por su parte, las fuerzas de la oposición también pintaron carteles de “no”, imprimieron camisetas y organizaron protestas en Twitter. A pesar de que hubo reportes de que algunos de los defensores del voto “no” fueron acosados, en general, hubo un debate real y relativamente abierto que condujo al referéndum sobre la Constitución cubana.

Qué sigue

En general, la nueva constitución y el proceso de redacción constitucional marcan pasos importantes en la economía, el sistema político y el proceso de toma de decisiones en Cuba, y deben entenderse como signos de cambio en el pensamiento del liderazgo político y de la población.

De hecho, el referéndum viene en un momento complicado para Cuba. El crecimiento económico se ha estancado en el último año y se proyecta que no sea más del 1.5 por ciento en el 2019. Las medidas de austeridad iniciadas en 2016 continuarán este año, incluidos los recortes de energía y combustible para las empresas estatales y la reducción de las importaciones para los consumidores. El gobierno intentará  mantener su inversión en la red de seguridad social, incluidos servicios médicos gratuitos, la educación y otros servicios.

Mientras tanto, la administración Trump está amenazando con la imposición de sanciones económicas adicionales a la isla, lo que podría hacer que la inversión extranjera sea más riesgosa. Estas sanciones dañarán la frágil economía cubana y perjudicarán a los cubanos de manera general. Además, es probable que desalienten el proceso de reformas económicas y tendrán un impacto negativo en el creciente sector privado. Un enfoque más constructivo, que incentive en lugar de desalentar la reforma interna, sería volver a normalizar las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba. En última instancia, reconocer que se están produciendo cambios importantes aunque graduales en Cuba — como lo ilustra la nueva constitución — es de interés tanto para los pueblos cubanos como de Estados Unidos.