Más de 1.5 millones de personas han sido deportadas de los Estados Unidos desde 2009. La mayoría de estos migrantes son mexicanos quienes son deportados a ciudades fronterizas en México. Ciertas prácticas de deportación colocan a los migrantes en riesgo de ser secuestrados, extorsionados e incluso asesinados por los cárteles de la droga y por grupos criminales que operan a lo largo de la frontera.
Estas prácticas peligrosas de deportación incluyen devolver a los migrantes en mitad de la noche, y deportarlos a ciudades fronterizas mexicanas que presentan altos niveles de violencia y actividad criminal.
Cuatro prácticas de deportación que ponen en riesgo a migrantes:
WOLA recientemente elaboró un vídeo mientras realizaba una visita a un albergue para migrantes en Matamoros—ciudad fronteriza mexicana situada frente a Brownsville, Texas. Matamoros se encuentra plagada por la violencia relacionada a las drogas, y en ocasiones los cárteles de la droga acosan a los migrantes deportados porque éstos son particularmente vulnerables e identificables. A pesar de los riesgos de seguridad, las deportaciones a Matamoros, por ejemplo, se han quintuplicado durante los últimos cuatro años.
1. Deportaciones nocturnas
Un estudio reciente realizado por la Universidad de Arizona descubrió que aproximadamente uno de cada cinco migrantes reportan haber sido deportados entre las 10 pm y las 5 am. Una proyección de este número respecto a todas las deportaciones hacia México, sugiere que decenas de miles de migrantes están siendo deportados durante la noche. Devolver a cualquier migrante en horas de la noche deja a estas personas carentes de albergue, medios de transporte y servicios de transferencia de dinero. Nadie quisiera ser llevado a una ciudad extraña en mitad de la noche, pero esta práctica es particularmente preocupante cuando dicha ciudad es extremadamente peligrosa debido a la presencia de grupos criminales organizados.
2. Deportaciones a ciudades fronterizas mexicanas cada vez más peligrosas
Entre 2009 y 2012, investigaciones realizadas por WOLA advirtieron una preocupante tendencia: los Estados Unidos incrementaron las repatriaciones hacia ciudades fronterizas mexicanas en estados como Coahuila y Tamaulipas, donde los homicidios venían aumentando—un indicador clave de un creciente peligro.
Donde se producían menos homicidios, como en los estados de Sonora y Baja California, las autoridades estadounidenses eligieron repatriar menos migrantes. Mientras prosigue la crisis de seguridad en las zonas fronterizas en México, la determinación de los lugares para repatriación de migrantes debe tomar en consideración condiciones de seguridad, evaluadas a partir de datos actuales sobre los riesgos.
Asimismo, los servicios disponibles para migrantes deportados deben ser un factor. Tijuana, en el estado de Baja California, donde los Estados Unidos disminuyeron las deportaciones en una tercera parte entre 2009 y 2012, cuenta con 12 albergues para migrantes. En contraste, en Matamoros, en el estado de Tamaulipas (frente a Texas), sólo opera un albergue; ello no obstante, el número de migrantes deportados a esta última ciudad se ha incrementado más de cinco veces durante este período.
3. Deportaciones Laterales
La práctica de la “repatriación lateral”, conocida oficialmente como Programa para la Transferencia de Salida de Extranjeros (o ATEP, siglas en inglés correspondientes a Alien Transfer Exit Program), también pone a los migrantes en riesgo. El programa traslada a migrantes varones indocumentados del sector donde fueron detenidos a otra ubicación, a menudo a muchas millas de distancia. La justificación del programa consiste en perturbar la conexión entre los migrantes y los traficantes que originalmente les ayudaron a cruzar la frontera, haciendo de esta manera más difícil que los primeros traten de cruzar nuevamente a los EE.UU.
Las inquietudes sobre este programa incluyen la separación de familias o personas que viajan juntas, así como los efectos de repatriar a migrantes mexicanos hacia ciudades con las cuales no están familiarizados, y que carecen de seguridad y servicios sociales. Cuando un hombre y su esposa viajan juntos, y él es repatriado lateralmente, su esposa puede también ser puesta en riesgo, en tanto ella será repatriada sola y sin saber el paradero de su esposo. Múltiples relatos indican que los migrantes, especialmente aquellos que no están familiarizados con las ciudades a las cuales llegan, son acosados por bandas y grupos criminales organizados al ser deportados por los Estados Unidos.
El estudio realizado por la Universidad de Arizona sobre migrantes, así como la información recogida mediante el Proyecto sobre Migración de Personas Indocumentadas de la Universidad de Michigan, sugieren que el ATEP o las “deportaciones laterales” no parecen tener impacto alguno sobre la intención de un migrante de cruzar nuevamente la frontera o no. Un informe reciente del Servicio de Investigación del Congreso identificó igualmente que los migrantes que han sido repatriados lateralmente tratan de cruzar la frontera nuevamente en una proporción notablemente más alta que quienes han sido procesados a través de los diez diferentes programas de aplicación de la ley de la Patrulla Fronteriza. Una razón por la cual ello ocurre es porque los migrantes podrían encontrar más difícil sobrevivir en una ciudad desconocida; por ello, su única opción es intentar cruzar la frontera nuevamente. Otra razón podría tener que ver con el hecho de que en la actualidad la mayoría de los migrantes que cruzan la frontera son deportados que tratan de reunirse con sus familias y volver a lo que consideran como su hogar. Casi el 75 por ciento de los migrantes mexicanos entrevistados por los investigadores de la Universidad de Arizona han vivido y trabajado previamente en los Estados Unidos durante un promedio de siete años; más del 50 por ciento de ellos reportaba tener familiares viviendo en los Estados Unidos.
4. Confiscación de Pertenencias
La falta de acceso a servicios y redes de seguridad es exacerbada cuando las pertenencias de los migrantes no les son devueltas durante el proceso de deportación. Según el estudio de la Universidad de Arizona, el 39 por ciento de los migrantes reporta que sus pertenencias son confiscadas y no les son devueltas. Sin cosas tan importantes como documentos de identidad, dinero en efectivo, tarjetas de crédito y débito, así como sus teléfonos celulares, muchos migrantes quedan varados en ciudades fronterizas que les son extrañas, a menudo peligrosas, sin posibilidad de acceder a fondos y donde con frecuencia son acosados y detenidos por la policía local porque no cuentan con documentos de identidad.