Es la opinión de WOLA que los tratados de comercio de EE.UU. ponen a los países en vías de desarrollo en un chaleco de fuerza que les impide encarar sus necesidades de desarrollo para poder así reducir los niveles de pobreza y desigualdad. Lo único que hará la imposición de reglas simétricas entre jugadores asimétricos es acentuar aún más las desigualdades sociales y económicas que ya existen, viéndose considerablemente perjudicadas las poblaciones más pobres y los países menos desarrollados.
El comercio puede llegar a ser una importante herramienta para la disminución de la pobreza pero sólo cuando las reglas de comercio protegen a los sectores vulnerables de la población y cuando tienen, como contrapartida, estrategias de desarrollo equitativo y sostenible. Los tratados de comercio también deben reconocer la necesidad de que los gobiernos sean flexibles al momento de elaborar políticas, particularmente sobre producción de alimentos, estrategias de desarrollo y salud pública.