WOLA se une a la comunidad internacional, lamentando el fallecimiento del presidente Jimmy Carter, cuyas contribuciones a los derechos humanos y a la democracia dejaron un impacto duradero en todo el mundo. Durante su mandato como el 39º presidente de los Estados Unidos, Carter dio prioridad a los derechos humanos en la política exterior estadounidense, y y su labor posterior, a través del Centro Carter, profundizó aún más estos principios mediante iniciativas para promover la justicia y la gobernanza democrática.
Durante su presidencia (1977-1981), Carter redefinió la política exterior de Estados Unidos al priorizar los derechos humanos. En América Latina, tomó pasos importantes para distanciar a Estados Unidos de regímenes autoritarios, como los de Argentina y Chile, reduciendo o eliminando la ayuda militar, condenando públicamente las violaciones de derechos humanos y trabajando para liberar a personas privadas de la libertad bajo las dictaduras del Cono Sur. Si bien estos fueron cambios esenciales, sus políticas no se aplicaron de manera uniforme en toda la región. Por ejemplo, mientras se suspendía la ayuda militar directa a Guatemala en 1977, la administración de Carter continuó apoyando al régimen militar en El Salvador; la asistencia de EE.UU. no se suspendió hasta después del asesinato de las cuatro religiosas en diciembre de 1980.
Carter nombró a la primera Subsecretaria de Derechos Humanos y Asuntos Humanitarios del Departamento de Estado, Patricia Murphy Derian, y durante su mandato amplió el número de funcionarios del servicio exterior dedicados a los derechos humanos y a las cuestiones de asilo, refugio y migración. Carter desempeñó un papel decisivo en colaborar con el Congreso para aprobar la Ley de Refugiados de 1980, que proporcionó un marco legal para otorgar estatus de refugio y asilo a personas que huían de la persecución alrededor del mundo.
Una de las contribuciones de la administración Carter fue la ratificación de los Tratados del Canal de Panamá, que devolvieron el control del canal a Panamá. Esta decisión no sólo reflejó el compromiso de Carter con la justicia, sino que también marcó un momento importante en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina al respetar la soberanía y la autodeterminación del pueblo panameño, lo que cambió la percepción de la región hacia Estados Unidos del escepticismo a la cooperación.
Joe Eldridge, cofundador de WOLA, recuerda la época de Carter en la presidencia: “Él integró los derechos humanos en la política de Estados Unidos hacia el hemisferio y eso perduró a pesar de repetidos intentos de revertirlo. Representó un cambio radical en las relaciones hemisféricas, y literalmente salvó la vida de innumerables personas detenidas que sufrían el trauma de un trato injusto, tortura y encarcelamiento. Su luz penetró en la oscuridad para un sinnúmero de personas encarceladas injustamente por los dictadores que entonces gobernaban la región”.
El activismo de Carter por los derechos humanos se extendió mucho más allá de su presidencia. En 1982, él y Rossalyn Carter fundaron el Centro Carter, dedicado a promover la paz, la democracia y la salud en el mundo. Bajo su dirección, el Centro Carter se convirtió en un referente para la observación electoral y la integridad democrática, observando más de 100 elecciones en 39 países. El propio Carter a menudo viajó a regiones en conflicto, aportando su presencia y credibilidad para garantizar procesos electorales libres y justos. Estos esfuerzos restablecieron la confianza en la democracia e impulsaron a millones de personas a ejercer su derecho al voto en naciones que emergían de dictaduras o conflictos.
El trabajo del presidente Jimmy Carter nos recuerda que la lucha por los derechos humanos es una responsabilidad permanente que requiere valentía, humildad y un compromiso con la equidad.
WOLA extiende sus más profundas condolencias a la familia Carter y a las innumerables vidas tocadas por su trabajo y el del Centro Carter. Esperamos que su legado continúe inspirando a las futuras generaciones.