WOLA: Advocacy for Human Rights in the Americas

AP Photo/Eric Gay

27 Oct 2016 | Informe

No es una crisis de seguridad nacional: La frontera EE.UU. y México y preocupaciones humanitarias, visto desde El Paso

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La realidad de la frontera no muestra una ‘crisis’ de seguridad nacional

Washington, DC—En el contexto de la campaña presidencial de Estados Unidos y las elecciones federales, que han traído al primer plano políticas de migración, de refugiados y de seguridad fronteriza, WOLA (la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos) lanza un nuevo informe que muestra que, a pesar de la alarmante retórica que sugiere una crisis de seguridad nacional en la frontera entre los Estados Unidos y México, no hay prueba contundente que apoye esta afirmación.

El informe concluye que, incluso con los 408,870 migrantes detenidos en la frontera de EE.UU. y México en el año fiscal (fiscal year, FY) 2016, la migración indocumentada ha disminuido significativamente en la última década, a niveles no vistos desde los principios de 1970.

“Aunque el número de migrantes a la frontera estadounidense ha bajado en los últimos diez años, hemos notado un cambio importante de quienes están cruzando la frontera”, afirma Maureen Meyer, Coordinadora Principal del programa de México y Derechos de Migrantes de WOLA. “En lugar de solamente ver migrantes económicos, estamos viendo cada vez más familias y menores no acompañados, quienes han huido de la violencia en sus países de origen y quienes merecen la oportunidad de solicitar protección internacional en los Estados Unidos”.

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En el FY2016, más del 53 por ciento de las detenciones en la frontera eran de ciudadanos “no-mexicanos”, principalmente centroamericanos. Muchos de estas familias, mujeres y menores no acompañados han huido de la violencia en sus países de origen, y podrían calificar como refugiados en necesidad de protección. Al llegar a la frontera estadounidense, en lugar de evadir la Patrulla Fronteriza, muchos se están entregando a sí mismos para solicitar asilo.

El informe de WOLA también desmiente las acusaciones que la migración provoca el crimen a lo largo de la frontera. No es una crisis de seguridad nacional: La frontera de EE.UU.-México y preocupaciones humanitarias, visto desde El Paso revela que las tasas de crímenes violentos en las comunidades fronterizas de los Estados Unidos siguen siendo entre las más bajas del país, lo que contradice las afirmaciones de “desbordamiento de la violencia”. De las 23 ciudades fronterizas incluidas en el informe sobre crimen en los Estados Unidos de 2015 de la Oficina Federal de Investigación (Federal Bureau of Investigation, FBI), sólo tres tenían una tasa de homicidios por encima del promedio nacional, cada uno por menos del uno por ciento.

Basado en trabajo de investigación y una visita de campo a las ciudades de El Paso, Texas y Ciudad Juárez, México, el informe enfatiza que la construcción de secciones adicionales del muro fronterizo a lo largo de la frontera EE.UU.-México no es necesaria. Las áreas que no tienen muro son tan remotas que una pared haría poco para disuadir a los que cruzan. Un muro fracasaría en prevenir el ingreso de drogas ilegales, ya que la mayoría de estos envíos pasan por los puertos de entrada oficiales.

“La realidad de la frontera entre los EE.UU. y México es que no hay una emergencia de seguridad nacional”, dijo Adam Isacson, Coordinador Principal del programa en WOLA sobre Veeduría de Defensa. “La construcción de cientos de millas de muro adicional a través de los áreas silvestres sería un error costoso e ineficaz. Los fondos adicionales serían mejor empleados en el aumento de personal en los puertos de entrada, que consideramos están insuficientemente dotados de personal y de equipo”.

Aunque cambios radicales en la política de seguridad, o una escalada dramática de seguridad no son necesarios, el informe apunta a áreas de preocupación graves—pero manejables. Entre estos incluyen los graves abusos por parte de agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los EE.UU. (U.S. Customs and Border Protection, CBP) en los puertos de entrada del sector del El Paso, incluso incidentes preocupantes de fuerza excesiva, abuso verbal, humillación, e intimidación por parte de los agentes.

WOLA documenta como, a pesar de los nuevos acuerdos firmados por los gobiernos de los EE.UU. y México, en los cuales se limitan las prácticas de deportación que exponen los migrantes a peligro y se busca garantizar el retorno de las pertenencias de todos los migrantes, estas políticas no han sido puestas en práctica. La falta de devolver a los migrantes sus pertinencias es particularmente preocupante en El Paso. La investigación de WOLA también encontró que Ciudad Juárez tiene sistemas efectivos para recibir los migrantes deportados de los Estados Unidos, los cuales podrían servir como modelo para otras ciudades fronterizas en México.

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